Decir que los preliminares sirven para preparar el coito es dibujar nuestra sexualidad como los niños dibujan un hogar; con un trazo y un tejado rojo
Y si fuera mi vida una escalera me la he pasao entera buscando el siguiente escalón, convencido de que estás en el tejado esperando a ver si llego yo.
¿Qué poco vale uno ya! Hasta las ratas se suben a ensuciar la azotea de los pensamientos. Esto es lo que hay de nuevo en mi vida: ratas. Ya tengo ratas, piojos, pulgas, chinches, sarna. Este rincón que tengo para vivir será muy pronto un parque zoológico, o mejor dicho, una casa de fieras...
Propongamos sin miedo una gran asamblea donde allí se proclame que la gente se ame contra viento y marea, desterrar la codicia, tirar la injusticia desde una azotea y colgar un letrero que diga te quiero y todos lo vean.
Mejor no llegar a llenar que llenar hasta el borde. Afila demasiado la hoja, y pronto se desafila. Acumula oro y jade, y nadie puede protegerlo. Consigue caudal y títulos, y vendrá desastre. El rico y orgulloso se pierde a sí mismo, y en consecuencia atraerá la desgracia. El hombre que surca el Sendero del cielo se retira luego de finalizar su obra
Los cristianos que más hicieron por el mundo presente fueron precisamente aquellos que pensaron más en el venidero. Fue a partir de que los cristianos comenzaron a pensar menos en el otro mundo que se hicieron más ineficaces en éste. Apunta al cielo y también le darás a la tierra; apunta a la tierra y no le darás a ninguno.
Como recuerdo en vez de la existencia, estábamos los dos o desdoblábamos los dos el gesto puro de caricia, también la nitidez del habla en un recodo marginal o cielo raso que caía como granizo.
Una casa: ya sé que se deja, se destruye, se pierde, se vende, se abandona. Pero al niño hay que dársela porque no olvidará nada de ella, nada será desperdiciado, su memoria conservará el color de sus muros, el aire de sus ventanas, las manchas del cielo raso y hasta la figura escondida en las venas del mármol de la chimenea. Todo para él será atesoramiento.
Y diciendo esto, dieron media vuelta, salieron de la habitación y adoptaron un tren de vida que superó sus sueños más ambiciosos.
El amor a las bibliotecas, como la mayor parte de los amores, hay que aprenderlo. El que entra por primera vez en una habitación hecha de libros no puede saber instintivamente cómo comportarse, qué se espera de él, qué se promete, qué se permite.
Si merezco algo de gratitud pública, no es por los palacios que hice, sino por haber abordado el problema de la arquitectura, el arte, la expresión de la sensibilidad humana. Sentí que la vivienda era el lugar de la familia, y que se podría probar algo grande por ese lado, en que hallé que había gran parte de la felicidad humana.
La acción social en materia de vivienda deberá asegurar a los habitantes la posesión de una vivienda adecuada, higiénica y económica. La vivienda en su condición de propiedad individual tiene una función social que cumplir, y por ello ha de ser considerada bien de familia, garantizando el Estado su condición de tal.
El lugar que amamos, ése es nuestro hogar; un hogar que nuestros pies pueden abandonar, pero no nuestros corazones.
En la tierra jamás la poesía cesa: cuando, en la solitaria tarde invernal, el hielo ha labrado el silencio, en el hogar ya vibra el cántico del grillo, que aumenta sus ardores, y parece, al sumido en somnolencia dulce, la voz de la cigarra, entre colinas verdes
El sistema de gran producción basado en el trabajo a domicilio no es sólo un sistema capitalista, sino, además, el peor sistema capitalista, pues une a la explotación más intensa del trabajador una posibilidad menor en que los obreros sostengan la lucha por su emancipación.
Desde luego, el sistema de gran producción basado en el trabajo a domicilio es una forma capitalista de industria;...
Ven a mi sueño, dulce encantada, y en esta idéntica soledad que hoy nos abisma, sigamos deshilvanando juntas en una morada del corazón el ovillo temible del presagio.
Estamos en el buen camino. No miréis ni a derecha ni a izquierda, porque éste es el mejor para nosotros. No nos distraigamos en considerar la hermosura de otras vías, saludemos simplemente a quienes transitan por ellas y digámosles con sencillez: que Dios nos guíe hasta encontrarnos en su morada
EL que habita al abrigo del Altísimo, Morará bajo la sombra del Omnipotente. (Salmos 91:1)
Si fuera la patria como una madre cariñosa que da abrigo y sustento a sus hijos, si se les diera tierras y herramientas para sembrar, nadie abandonaría su patria para ir a mendigar el pan a otros países en donde se les desprecia y se les humilla
Hacer de la política, no el arte de retener el gobierno, ni de dar a las naciones brillo pasajero, sino de estudiar sus necesidades reales, favorecer sus instintos, y tratar del aumento y amparo de sus haberes.
Mas la conciencia me asegura, es buena escolta que hace al hombre franco bajo el amparo de saberse pura
Para mí él (Fernando Alonso) es el mejor piloto en este momento, tiene experiencia y es todavía lo suficientemente joven para ir a tope sin miedo.
Siempre he pensado que nada es mejor que viajar a caballo, pues el camino se compone de infinitas llegadas. Se llega a un cruce, a una flor, a un árbol, a la sombra de la nube sobre la arena del camino; se llega al arroyo, al tope de la sierra, a la piedra extraña. Pareciera que el camino va inventando sorpresas para goce del alma del viajero.
No hay nada mejor que empujar un coche de carreras hasta el límite
¿Por qué me matas? ¿Y qué, no estás al otro lado del agua? Amigo mío, si estuvieras de este lado sería injusto matarte y yo sería un asesino. Pero, como estás al otro lado, esto es justo y yo soy un valiente. ¡Bonita justicia la que tiene por límite un río!
A los cántabros nos llaman cucos. El cuco es un pájaro, en el norte de España... bueno supongo que en el resto también, si hay cucos. Bien, pues el cuco es un pájaro que el muy puñetero pone los huevos en el nido de otro y éste se los cría. Nuestras abuelas iban a parir a Barakaldo, al País Vasco, para librar a sus hijos de la guerra
Vengo de un mundo lleno de caminos, montaña, selva, mar, prado y arena. ¡Traigo una sed de paz, tan infinita!...Hazme un nido de amor para mi pena.
Era tonto buscar el pezón izquierdo contra la voluntad de la muchacha en el primer encuentro. Oki había preferido explorar los puntos donde ella recibía con más placer sus caricias. Los encontró. Y entonces, justo cuando comenzaba a comportarse con más rudeza, la oyó pronunciar el nombre de Otoko.
Con extender un brazo cualquiera de ellos podría haber tocado al octavo hombre, que yacía sobre la mesa, boca arriba, parcialmente cubierto con una sábana, sus brazos extendidos a sus lados. Estaba muerto.
El jardín le parecía extraño y le daba la sensación de estar a cientos de millas del resto del mundo; pero no se sentía sola. Su única preocupación era saber si las rosas volverían a florecer. Ella no quería un jardín sin vida; lo quería cubierto de rosas.