Por tanto, corresponde al Estado, es decir, sólo al soberano, aprobar o desaprobar los lugares y los materiales del comercio exterior.
Todo socialista honesto debe desaprobar la aventura libia. Sólo significa derramamiento de sangre inútil y estúpido
La gente termina siempre por condenar a los que acusa.
Lo que quiero es hacer que la gente piense por sí misma. El fascismo es precisamente lo que busco destruir, pero si la gente ve fascismo en nuestros espectáculos, es cosa suya, es un autodescubrimiento. Y para eso estamos, para hacer que la gente piense y se descubra. No estoy aquí para condenar o perdonar. Estoy aquí para ir contra la corriente
Es gran virtud del hombre sereno oír todo lo que censuran contra él, para corregir lo que sea verdad y no alterarse por lo que sea mentira.
Con la curiosidad viene la preocupación, y con la preocupación viene el deseo de corregir los males de la opresión y revertir la ola de pobreza en todo el mundo.
No soporto otro absoluto salvo mi accidente. Dado que soy, la ilusión de mi existencia me parece mi sentido supremo. No voy a enmendar nada de este acontecimiento.
No podemos reflexionar a fondo sobre nosotros mismos -cuidando de rectificar las inexactitudes en que incurre el amor propio- sin alcanzar por ese camino a los demás. Un hombre no conoce de los demás hombres, en definitiva, sino lo que ha aprendido a conocer de sí mismo y de sus semejanzas y desemejanzas con los diversos tipos humanos.
Si un gobernante rectifica su propia conducta, el gobierno es asunto fácil, y si no rectifica su propia conducta, ¿cómo puede rectificar a los demás?
criticar es reconocer que somos seres divididos. criticar la sociedad es criticar nuestra propia complicidad en la reproducción de esa sociedad. Comprender esto no debilita nuestro grito de ninguna manera. Por el contrario, lo intensifica, lo hace más urgente.
La nueva moda (entre las celebridades) es hablar de las partes más privadas de tu vida, otra es arrepentirte de los excesos y criticar las drogas que alguna vez te hicieron feliz.
A un ser humano se lo ayuda, se lo apoya, no se lo destruye ni se lo mata, no le enseñen eso a sus hijos, no le enseñen eso a sus hijos, Dios no castiga, Dios perdona loco, no somos quien para juzgar a nadie
A juzgar por la actitud de los hombres y mujeres de la calle el otro día, y la de mi hermano estos últimos días, la cosa es poco más o menos segura: quieren que me saque el cinturón, lo amarre a un poste y me cuelgue. Nadie los llamará asesinos y, sin embargo, verán colmados sus deseos secretos.
Todo el mundo, sin importar lo fanáticos que sean a la hora de difamar y luchar contra el capitalismo, implícitamente lo homenajean al demandar apasionadamente sus productos
Si se te ocurre alguna vez criticar a un colectivo, siempre serán sus peores representantes los que se den por aludidos, y, para disimular, te acusarán de calumniar precisamente a aquellos en los que no pensabas al formular tu juicio.
Me preocupa que el ministro tenga esa actitud de energúmeno, donde sólo le importa desacreditar a Sobisch, rodeado de una banda de cuasi mafiosos.
¿Qué ganarías con injuriar a una piedra que es incapaz de oírte? Pues bien, imita a la piedra y no oigas las injurias que te dirijan tus enemigos.
Un trasiego de tópicos, de alegre trapicheo con palabras vacías de sentido, de chatarra retórica sin hueso argumental ha acabado por vetar los debates sobre los problemas de los ciudadanos, los de ahora y los que han de llegar. Esa vaguedad no guarda ninguna relación con la inevitable abstracción de los principios, de los ideales.
La exigencia de lograr los mismos beneficios que Cataluña del resto de comunidades es una excelente excusa para negar peticiones de todo tipo referentes a nuestra autonomía, ya que el Gobierno central se ve forzado a vetar el traspaso de competencias a Cataluña para no tener que hacer lo mismo con el resto de comunidades.
No soy un perfeccionista en absoluto. Me encantan los fallos. Me encantan los errores. Me encanta lo bizarro. Me encanta la gente con carácter. Me encanta perder dientes. Amo la belleza porque tus ojos están descentrados. ¿Y cómo puedes notar eso en el bullicio de la ciudad? Por eso me gusta el vacío.
Es que me deleito tanto escuchándome inventarte en mi prisión es mi sueño preferido y no quisiera un día notar que este encuentro no me sucedió jamás.
El diseño y la arquitectura se hallan en una profunda crisis. Corren el peligro de hacerse cómplices de las modas. Ya no se derivan del argumento y el razonamiento fundado, como la ciencia y la técnica, sino de la veleidad, del azar estético de que en cada momento se dé en reverenciar un arte y fustigar otro.
Que no se me censure si, a veces, parece que pinto ciertas escenas de amor con demasiado detalle, a no ser que me juzgue mal pintor, ya que no se podría reprochar a mi ánimo gastado el que no sepa ya gozar sino por reminiscencia.
Las personas a las que nada se les puede reprochar tienen, de todas formas, un defecto capital: no son nada interesantes.
Querría flagelar con todas mis fuerzas a los que se ríen de la castidad como de una tontería, a los que se burlan de la virtud como de una debilidad y creen que un libertino tiene más carácter que un monje.
He aprendido que el éxito se mide no tanto por la posición que uno ha alcanzado en la vida, sino por los obstáculos que ha superado al tratar de tener éxito.
La motivación para mí es el juego en sí, sólo jugar de la manera correcta y tratar de ganar, competir cada vez que salgo a la pista. Esa es motivación suficiente para mí para salir y jugar bien