Nunca debemos sentirnos satisfechos con nuestro éxitos. Debemos refrenar la autosatisfacción y criticar constantemente nuestros defectos al igual que nos lavamos la cara y barremos el suelo diariamente para quitar el polvo y mantenerlos limpios.
Es mucho mejor hacer amigos, comprenderse mutuamente y hacer un esfuerzo para servir a la humanidad, antes de criticar y destruir.
Nadie puede censurar o condenar a otro, porque nadie conoce perfectamente al otro.
Cuando faltan garantías para censurar a las autoridades, cuando en las graves cuestiones políticas, religiosas y sociales no se puede emitir libremente las ideas, los hombres enmudecen o consagran toda su fuerza intelectual a discusiones insípidas, rastreras y ridículas.
Todo socialista honesto debe desaprobar la aventura libia. Sólo significa derramamiento de sangre inútil y estúpido
Por tanto, corresponde al Estado, es decir, sólo al soberano, aprobar o desaprobar los lugares y los materiales del comercio exterior.
El diseño y la arquitectura se hallan en una profunda crisis. Corren el peligro de hacerse cómplices de las modas. Ya no se derivan del argumento y el razonamiento fundado, como la ciencia y la técnica, sino de la veleidad, del azar estético de que en cada momento se dé en reverenciar un arte y fustigar otro.
El materialismo parte de la animalidad para construir la humanidad; el idealismo parte de la divinidad para constituir la esclavitud y condenar a las masas a una animalidad sin salida.
Y yo pregunto a los economistas políticos, a los moralistas, si han calculado el número de individuos que es necesario condenar a la miseria, al trabajo desproporcionado, a la desmoralización, a la infancia, a la ignorancia crapulosa, a la desgracia invencible, a la penuria absoluta, para producir un rico
Me satisface la derrota, porque ha ocurrido, porque está innumerablemente unida a todos los hechos que son, que fueron, que serán, porque censurar o deplorar un solo hecho real, es blasfemar del universo.
Inventariar perpetuamente lo que se es Es, renegar constantemente de sí y refugiarse en una esfera en que no se es ya nada más que una pura y libre mirada
Ser un rebelde no es ser punk, ser un rebelde no es copiar a los gringos, ser rebelde no es vestirse de negro, ser rebelde es renegar de la televisión.
Querría flagelar con todas mis fuerzas a los que se ríen de la castidad como de una tontería, a los que se burlan de la virtud como de una debilidad y creen que un libertino tiene más carácter que un monje.