Los demagogos sociales emplean las promesas del Estado Benefactor y de la política inflacionaria para seducir a las masas y cuesta advertir a la gente de modo convincente acerca del precio que todos habrán de pagar al final.
A la empresa compatriotas, que el triunfo es nuestro: vencer o morir sea nuestra cifra; y tiemblen, tiemblen esos tiranos de haber excitado vuestro enojo, sin advertir que los americanos del sud, están dispuestos a defender su patria; y a morir antes con honor, que vivir con ignominia en afrentoso cautiverio.
La América ha de promover todo lo que acerque a los pueblos, y de abominar todo lo que los aparte. En esto, como en todos los problemas humanos, el prevenir es de la paz.
Estamos rodeados de demasiados juguetes tecnológicos, con Internet, los iPod...La gente se equivocó. Yo no traté de prever, sino de prevenir el futuro. No quise hablar de la censura sino de la educación que el mundo tanto necesita.
Cuando yo era un muchacho soñaba y pensaba cuál sería el primer miserable que me iba a reprochar el no ser joven... Ya no me lo pregunto más
Que no se me censure si, a veces, parece que pinto ciertas escenas de amor con demasiado detalle, a no ser que me juzgue mal pintor, ya que no se podría reprochar a mi ánimo gastado el que no sepa ya gozar sino por reminiscencia.
A mí me ganaba por la palabra, pero si hubiéramos acabado por llegar a las manos le juro a usted por mis muertos que lo mataba antes de que me tocase un pelo. Yo me quise enfriar porque me conocía la carácter y porque de hombre a hombre no está bien reñir con una escopeta en la mano cuando el otro no la tiene.
Lo que de verdad necesitamos es un cambio radical en nuestra actitud hacia la vida. Tenemos que aprender por nosotros mismos y después, enseñar a los desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros.
Para poder enseñar a todos los hombres a decir la verdad, es preciso que aprendan a oírla.
Dilatar conduce a grandes pérdidas, mientras que corregir los errores apenas surgen, reduce las pérdidas.
De alguna manera, escapar de la oficina y con un poco de tiempo para reflexionar, permite encontrar errores en nuestra estrategia. Tienes la oportunidad de repensar las cosas. A menudo, eso me ayuda a corregir un error que cometí o que alguien más está a punto de hacer
Si en época normal hay un adagio que dice que es preferible absolver a cien culpables a castigar a un inocente, cuando está en peligro la vida de un pueblo, es preferible condenar a cien inocentes antes que el culpable pueda ser absuelto.
El modo de contener los delitos y fomentar las virtudes es castigar al delincuente y proteger al inocente.