Al mesmo gobernador que nos manda en lo presente, a ver si con mi aguardiente nos gobernaba mejor.
También tenía, y eso me encantaba, unos zapatos de tacón alto. Debajo de sus zapatos se leía lo siguiente: No olvides, querido esposo, mi consejo, y evita bares, aguardiente y vino añejo. En tu casa nunca dejes de cenar, y ama a tu mujercita, que así te ha de durar.
También tenía, y eso me encantaba, unos zapatos de tacón alto. Debajo de sus zapatos se leía lo siguiente: No olvides, querido esposo, mi consejo, y evita bares, aguardiente y vino añejo. En tu casa nunca dejes de cenar, y ama a tu mujercita, que así te ha de durar.
Al mesmo gobernador que nos manda en lo presente, a ver si con mi aguardiente nos gobernaba mejor.
El gobernante es, por lo común -salvo aquellos excepcionalísimos que aparecen nimbados por la aureola de la historia y que son en número muy reducido-, un hombre débil, entregado al oleaje de las pasiones populares, y muchas veces sin fortaleza para empuñar firmemente la caña del timón y conducir la nave al puerto de salvación.
Roza el hilo de la caña de pescar la luna en verano.
Recuerden las mujeres que dispersas las fuerzas se debilitan y que para conseguir el bien común necesario es sacudir la apatía y elevarse por encima del bienestar del momento presente.
La emoción es la principal fuente de los procesos conscientes. No puede haber transformación de la oscuridad en luz ni de la apatía en movimiento sin emoción
Los que padecen perturbaciones mentales no aplican el principio de parsimonia Científica: la teoría más simple para explicar un cierto conjunto de datos. Prefieren el barroquismo.