Conceder la inmortalidad a cada perico de los palotes fue el mayor y más pérfido atentado contra la humanidad noble.
Empezó a caer una nieve menuda, y de repente cayeron grandes copos. Aullaba el viento; había empezado la tormenta. En un instante, el cielo se juntó con el mar de nieve. Todo desapareció.
El mundo tiene sed de amor: tú la apaciguarás, ¡oh esplendor de la carne! ¡Oh esplendor ideal! ¡Oh renuevo de amor, triunfal aurora en la que doblegando a sus pies los dioses y los héroes, la blanca Calpigia y el pequeño Eros cubiertos con nieve de las rosas las mujeres y las flores su bellos pies cerrados!
Consumí la cocaína alrededor de un año y medio, y luego vino el crack.
Y regresé a la maldición del cajón sin su ropa, a la perdición de los bares de copas, a las cenicientas de saldo y esquina, y, por esas ventas del fino Laina, pagando las cuentas de gente sin alma que pierde la calma con la cocaína
El que mejor tiraba caños era el coco Rosl. Un día fui a su casa y me tiró un caño con una tortuga.
El del corpiño rojo va dando lecciones de moral y es la persona más amoral de España. Ese que cree que está casado con Cocó Chanel.
De vez en cuando la vida nos gasta una broma y nos despertamos sin saber qué pasa, chupando un clavo sentados sobre una calabaza
Mi Atenea cuéntale a mi azotea como lleva eso del crear, eso del cagar y el mear
Propongamos sin miedo una gran asamblea donde allí se proclame que la gente se ame contra viento y marea, desterrar la codicia, tirar la injusticia desde una azotea y colgar un letrero que diga te quiero y todos lo vean.
Los republicanos desean que el Reich alemán tenga una sola testa coronada, igual que Nerón deseaba que la humanidad tuviese una sola cabeza: para poder decapitarla de un solo tajo.
Es mucho tiempo para darle al coco
El del corpiño rojo va dando lecciones de moral y es la persona más amoral de España. Ese que cree que está casado con Cocó Chanel.
Un capuchino decía: ¡Qué sabio ha sido Dios poniendo la muerte después de la vida! Porque si la hubiera puesto antes, no hubiéramos tenido tiempo para hacer penitencias.