No me gusta lo convencional. Quiero que la sinuosidad de los acontecimientos sea la textura de mis novelas. Que sorprendan página a página. Creo que improvisar, saber adaptarse y responder al instante es la clave de la felicidad.
La más alta conquista exige una derrota definitiva; la plenitud de la vida, una oquedad de muerte; el goce, sequedad; la sapiencia, insipiencia; la palabra, silencio; la solidaridad, soledad; la acción, contemplación. Paradoja del compás de dos puntas, que describe su círculo perfecto porque permanece quieto en su centro.
Los geólogos disfrutan con los terremotos y otras catástrofes naturales porque abren la tierra y dejan entrever sus secretos. Mi actitud hacia esta barcaza era similar. No había forma de sacarla a rastras de la isla y saltar dentro de la cavidad que había horadado, pero podía pasearme por los bordes con mis tarros de muestras y ver qué aparecía.
El culto hispánico religioso ha cedido paso a una nueva fe, en la que los sacerdotes emergen desde una cavidad subterránea y ofician con el pie
Todo suceso tiene un porqué y toda adversidad nos enseña una lección. He comprendido que el fracaso, sea personal, profesional o incluso espiritual, es necesario para la expansión de la persona. Aporta un crecimiento interior y un sinfín de recompensas psíquicas. Nunca lamentes tu pasado. Acéptalo como el maestro que es.
Si andas enredado en pleitos, no es posible que tengas un corazón sosegado ni tranquilidad de ánimo; tus pensamientos serán tu verdugo interior
Creo que uno nunca es totalmente feliz, nunca dura mucho, tampoco. Uno es feliz por ratitos como la canción que decía mi mamá de Cri-cri: ahí en la fuente había un churrito se hacía grandote se hacía chiquito. Así es la felicidad, a veces grande, a veces no existe.
He visto mucho, he experimentado mucho, conocí diferentes clases de personas, pero mis raíces están en Nueva Jersey, yendo a casa, en el sótano de mi mamá
Codelco es como una vaca fina holandesa que produce muchos litros de leche, pero hay una teta lateral que sirve para engordar terneritos ajenos
Reconócete esta adorable persona eres tú debajo de un gran sombrero Canotier ojos nariz boca este es el óvalo de tu rostro tu exquisito cuello por fin, también la imagen de tu busto adorado visto como a través de una nube. Lo que bate, un poco más abajo, es tu corazón.
Cuando todo vuelva a retirarse a la matriz del tiempo, reinará el caos de nuevo, y el caos es la partitura en la que está escrita la realidad.
El hombre, por lo menos, es música; un tema magnífico que convierte también en música su vastísimo acompañamiento, su matriz de tormentas y estrellas. El hombre mismo en su condición es eternamente una belleza en la forma eterna de las cosas.
La heroína es la mamá eterna, es como el útero que te protege. Con ella no se jode, por algo es la segunda droga en importancia, la primera es el poder.
Todo lo que no es útero es intemperie.
No conocía un solo sacerdote. No tenía un solo amigo católico. (...) Pero el gran libro que se me abrió y en el que hice mis estudios, fue la Iglesia. ¡Sea eternamente alabada esta Madre grande y majestuosa, en cuyo regazo lo he aprendido todo!
Mientras las ondas de la luz al beso palpiten encendidas; Mientras el sol las desgarradas nubes de fuego y oro vista; Mientras el aire en su regazo lleve perfumes y armonías. Mientras haya en el mundo primavera,¡Habrá poesía!
Solo en la ruta de mi destino sin el amparo de tu mirar, soy como un ave que en el camino rompió las cuerdas de su cantar
Hacer de la política, no el arte de retener el gobierno, ni de dar a las naciones brillo pasajero, sino de estudiar sus necesidades reales, favorecer sus instintos, y tratar del aumento y amparo de sus haberes.
De forma nefasta, el clero paga motines pretorianos en efectivo con el dinero del pueblo mexicano, que lo ha dado para alimento o cobijo de pobres y menesterosos
Miré una y otra vez al cielo, absorta en esos pensamientos. Estoy aquí, ahora, con mi cuerpo, mirando al cielo. Éste es mi espacio. Absorta en esa vida a la que mi cuerpo sólo daría cobijo una vez, bella como el crepúsculo que resplandecía a lo lejos.
El golfo eres tú, que sabes lo que tes estás llevando, que has puesto la mano por todo y has convertido el Ayuntamiento en una casa de atracos. A mí nunca nadie me ha dado ni un duro, y tú, nada más llegar, lo primero que pones es la comisión.
Quien se desploma desde lo alto de una montaña no corre tanto peligro como quien se hunde en el golfo del amor
La desgracia, al ligarse a mí, me enseñó poco a poco otra religión, distinta a la religión enseñada por los hombres.
La mujer no debe depender de la protección del hombre, sino ser enseñada para protegerse a sí misma.
No ha cambiado el mismo espíritu que tenía, me gustaba más un micrófono que un chupete