Los únicos trabajos que no pueden hacer ningún hombre son ser una incubadora humana o amamantar. Así mismo, el único trabajo que no puede hacer ninguna mujer es ser donante de esperma
Hay mujeres audaces y generosas que suben al tranvía dejando una pierna al acaso, como simiente de alegres piernas en el vivero de las paradas.
En la vida es más importante perder que ganar. La simiente no germina si no muere. Hay que vivir sin dejarse llevar, mirar hacia adelante y alimentarse de aquellas provisiones vivas que tanto el olvido como el recuerdo elaboran.
De modo que por fin había sucedido: estaba a punto de convertirme en ladrón, en un afanador de leche de tres al cuarto. En esto se había transformado el genio de genio pasajero, el cuentista de un solo cuento: en ladrón.
Las mujeres son muy inteligentes: nada de soltar al tipo para la carretera con ganas de templar. La leche se queda en casa.