Las comunidades enferman igual que las personas. Hay gente que se cree Napoleón y hay comunidades que repentinamente se consideran nación.
Cuando el impulso de jugar repentinamente invade a un adulto, esto no significa recaída en la infancia. Por supuesto jugar siempre supone una liberación. Al jugar los niños, rodeados de un mundo de gigantes, crean uno pequeño que es el adecuado para ellos; en cambio el adulto, rodeado por la amenaza de lo real, le quita horror al mundo haciendo de él una copia reducida.
La vulgaridad, matando la imaginación, produce súbitamente para mí el tedio mortal.
Baldía y fea como una rodilla desnuda es mi alma. Busco un poema que no encuentro, el poema de un cuerpo a quien la desesperación pobló súbitamente en su carne, de mil bocas grandiosas, de dos mil labios gritadores.
Y de repente apareces tú, mientras me hablas hago que estoy dormida
Las novelas son como sueños diurnos que el escritor sueña con los ojos abiertos. Son imágenes, o frases, o conceptos, que de repente se encienden dentro de tu cabeza, sin que sepas por qué, y que te obligan a escribir sobre ello.
Yo solía pensar que cualquiera haciendo algo raro era raro. de pronto me dí cuenta que cualquiera haciendo algo raro no era raro en absoluto y eran las personas diciendo que era raro las que eran raras.
Todo sucede muy deprisa. de pronto estoy cayéndome, y en cuestión de segundos estoy entre sus brazos y me aprieta fuerte contra su pecho. Respiro su aroma limpio y saludable. Huele a ropa recién lavada y a gel caro. Es embriagador. Inhalo profundamente.
La vida fluye incesable y uniforme; duermo, trabajo, discurro por Madrid, hojeo al azar un libro nuevo, escribo bien o mal -seguramente mal- con fervor o con desmayo. De rato en rato me tumbo en un diván y contemplo el cielo, añil y ceniza. ¿Y por qué había de saltar de improviso el evento impensado?.
Y hacía imposible aquella venganza que, por lo menos, podía tomar de improviso contra los otros. Un ángel, para una mujer, es siempre más irritante que una bestia.
Muchas veces nos pesa la sinceridad de sopetón y explosiva
La gente cree que los cincuentones hacemos cosas súbitas y sorpresivas para ahuyentar al fantasma de la vejez: comprar motocicletas para devorar carreteras, divorciarse inopinadamente y cortejar jovencitas de 18 años, iniciarse en el camino de los placeres homosexuales, consumir alcaloides como músico de heavy metal, tirarse al abismo del trago consuetudinario.
El hecho es que, si el suministro de energía fallase, la civilización moderna llegaría a su fin abruptamente al igual que la música de un órgano cuando se ve privado del viento....(Pero)... el todavía no reconocido problema energético espera en el futuro
Así como las personas que mueren en su plenitud nos ahorran el recuerdo de su vejez, los amores interrumpidos abruptamente siguen viviendo en nuestro corazón; no como brasas agonizantes, sino como horrorosas llamas que queman cada noche.
Yo no me encuentro a mí mismo cuando más me busco. Me encuentro por sorpresa cuando menos lo espero.
Me encantaría que nuestro país tuviera un arsenal inmenso de caricias bajo el mar; para que al caer la noche yo encienda dos velas para invadirte por sorpresa en la intimidad
El escritor es un hombre sorprendido. El amor es motivo de sorpresa y de humos, un paraíso vital.
El escritor es un hombre sorprendido. El amor es motivo de sorpresa y el humor, un pararrayos vital.
Los grandes espíritus siempre han encontrado violenta oposición de parte de los mediocres. Estos últimos no pueden entender cuando un hombre no sucumbe impensadamente a prejuicios hereditarios sino que, honestamente y con coraje, usa su inteligencia
El que tiene imaginación, con qué facilidad saca de la nada un mundo
Cuando muere una persona siempre sobreviene una especie de estupor, por lo difícil que es aceptar esta irrupción de la nada y prestarle credibilidad.
El amigo próximo se hizo distante, la vida se volvió una aventura errante. De repente, no más que de repente
Aprovechaba el momento de emoción y descuido del alma cándida, conquistaba con inteligencia y pasión, sabía esperar una caricia involuntaria, suplicar o exigir una confesión, captar el primer latido del corazón, perseguir el amor, lograr de repente una entrevista secreta y después dar a solas lecciones en silencio.
Mucha gente piensa que hacer la maleta es cuestión de entrenamiento, que lo aprendes espontáneamente como cantar o rezar. Nosotros no teníamos entrenamiento y tampoco maleta.
Es inútil, nadie parece darse cuenta espontáneamente que soy un buen tipo. -Miguelito.