Ni en el cuerpo ni en las riquezas hallan los hombres su felicidad, sino en la integridad y la cordura.
El éxito no es hacer bien o muy bien las cosas y tener el reconocimiento de los demás. No es una opinión exterior, es un estado interior. Es la armonía del alma y de sus emociones, que necesita del amor, la familia, la amistad, la autenticidad, la integridad
La honestidad es alabada y se queda fría.
La honestidad es tan rara como un hombre que no se engaña a sí mismo.
Cuanto más pienso en la práctica educativa y reconozco la responsabilidad que ella nos exige, más me convenzo de nuestro deber de luchar para que ella sea realmente respetada. Si no somos tratados con dignidad y decencia por la administración privada o pública de la educación, es difícil que se concrete el respeto que como maestros debemos a los educandos.
En esa calle de Buenos Aires los árboles crecían inclinados, tanto por el día como por la noche. Qué inútil humillación, era de noche, no había sol ¿Por qué inclinarse? ¿Habían olvidado esos árboles toda dignidad y amor propio?
No votaba, apenas pagaba algunos impuestos; no podía engreírme ni de los derechos del contribuyente, ni de los del elector, ni siquiera del humilde derecho a la honorabilidad que veinte años de obediencia confieren al empleado. Mi existencia comenzaba a asombrarme seriamente. ¿No sería todo una simple apariencia?
Un hombre de nobles sentimientos y probidad de actos, es aquel que exige para él lo que impone a los demás, pero nunca exige lo que él otorga.
Hay en el corazón humano ciertas semillas de probidad que el bien público las desarrolla, el amor a la patria las fertiliza, y las hace fructificar la ocasión de coyuntura de mirar por su adelantamiento y felicidad.
Tengo la persuasión de que la respetabilidad del gobernante le viene de la ley y de un recto proceder y no de trajes ni de aparatos militares propios sólo para los reyes de teatro.
La gran paradoja de la era de la información es que ha concedido nueva respetabilidad a la opinión desinformada. Jhon Lawton, 68 años, reportero veterano, dirigiéndose a la Asociación Americana de Periodistas de Radio.
Es el oficio que elegí, para el que estoy preparado, formado. Se imagina que esto lo he pasado infinidad de veces. Sé de qué se trata y lo enfrento con la mayor entereza que me sea posible. Le aclaro, no me gusta hacer ostentación de fortalezas, ni de tener capacidades que después uno mismo puede o no sostener en el tiempo, pero sé de qué se trata, es mi oficio, hace 30 años que lo hago, y no es novedoso para mí.
La vanidad nos persigue hasta en el lecho de la muerte. La soportamos con entereza porque deseamos superar su terrible grandeza y cautivar la admiración de los espectadores
La moralidad es la infusión de chocolate en las venas de todos los hombres.
Yo soy partidario convencido de la igualdad económica y social, porque sé que, fuera de esta igualdad, la libertad, la justicia, la dignidad humana, la moralidad y el bienestar de los individuos, así como la prosperidad de las naciones no serán nunca nada más que mentiras.
En el caos donde se confunde la luz cegadora y la oscuridad ciega, los gritos, el estruendo de las explosiones, el crepitar de las metralletas; en el caos que hace añicos la percepción del tiempo Krímov tuvo una intuición de una nitidez asombrosa: los alemanes habían sido arrollados, los alemanes estaban vencidos.
El olor de la hierba, el viento gélido, las crestas de las montañas, el ladrido de un perro. Esto es lo primero que recuerdo. Con tanta nitidez que tengo la impresión de que si alargara la mano, podría ubicarlos, uno tras otro, con la punta del dedo. Pero este paisaje está desierto. No hay nadie. No está Naoko.
La caballerosidad en amores es un ayuno siempre expuesto a quebrantarse
Reinaba entonces en el ejército español un pundonor llevado hasta la más excesiva delicadeza y mi padre exageraba aún este exceso, cosa de que no puedo culparlo, pues el honor es, ciertamente, el alma y la vida de un militar.
No hay pasión que quebrante tanto la sinceridad del juicio como la ira.
La sinceridad puede agradar cuando es usada con arte o cuando, por su rareza, no logra crédito
No creo en la inmortalidad de las personas y considero que la ética es una preocupación exclusivamente humana, sin que exista ninguna autoridad sobrehumana detrás de ella.
Cada aspecto de la cultura occidental necesita un nuevo código ético -una ética racional- como condición previa para el renacimiento.
La fe vive del creyente y no a la inversa, por mucho que al creyente le guste creerlo así. De que eso sea así se encargan los pocos que realmente viven de la fe: más, desde luego, de la fe de los otros que de la propia, aunque esto sea algo en lo que justamente el creyente no cree
El mayor acto de fe es cuando una persona decide que no es Dios.
¡Qué mayor dicha ni qué mayor gloria que la de pertenecer a un país donde se respeten las leyes, la equidad y el juicio de la opinión pública!
Nosotros vemos en la confianza un medio de inversion, en la inversion una herramienta de crecimiento y en el crecimiento una posibilidad de superar pobreza y construir equidad *