No toméis afección jamás a una persona, toda persona es una prisión, un vínculo. No cobréis afección tampoco a la patria.
Lo mismo da el modo que sea estimulado el ojo, bien sea por choque, golpe, presión, galvanización o por estímulos que le son transmitidos simpáticamente desde otros órganos, a todas estas causas (...) siente el nervio de la luz su afección como sensación de luz, aun cuando se halle en reposo en la oscuridad.
¿Quién ha tenido jamás valor para decirse la verdad? ¿Quién no se ha adulado a sí mismo cuando los demás le han alabado? Miramos con demasiada afición todo cuanto nos rodea y el favor que nos hacemos impide que nos juzgue¬mos con rectitud.
Mi principal afición es burlarme de las personas que se toman a sí mismos demasiado en serio por la calidad de sus conocimientos y que no tienen las agallas para decir a veces: No lo sé...
La revolución debió estallar en casi la totalidad de la república; pero halagado por la idea de que triunfara sin la más mínima efusión de sangre, si fuera posible, habíamos preferido que solo aquí tuviera lugar, creyendo que la situación que alcanzara determinaría la suerte de toda la república.
La sinceridad es una efusión del corazón. Muy pocos la tienen; y la que ordinariamente vemos no es sino un refinado disimulo para ganar la confianza de los demás
La fuerza es la vida, la debilidad es la muerte.
Soy incapaz de existir simultáneamente en dos universos espirituales: la literatura y la ciencia. Esta es mi debilidad fundamental: no puedo mantenerme a la vez despierto y en el sueño, en el juego. En cuanto hago literatura, me encuentro en otro universo; le llamo onírico porque tiene otra estructura temporal y porque mis relaciones con los personajes son de naturaleza imaginaria y no crítica.
El hombre es un animal no social, sino cordial, y la familia es la forma menos imperfecta de la cordialidad humana.
Luego miré mi corazón y vi un mundo lleno de maravillas: los restos del amor, las tristezas, alegrías y enfados, las imágenes de los seres queridos, de los compañeros y de los enemigos, por los que había dejado a un lado el romanticismo y la gloria para demostrar mi valor en las guerras de Zahi y Nubia.
Es todo lo que pude imaginar en mis sueños más fantasiosos y cada latido de mi corazón es para él. Sé que vamos a ser felicísimos.