Yo lloro, sabes, lloro a veces por tu amor. Y beso pedacito a pedazo cada parte de tu cara y nunca acabo de quererte.
Subí a mi habitación por los polvorientos peldaños de Bunker Hill y pasé ante los edificios forrados de hollín que jalonaban aquella calle en sombras; la arena, el aceite y la grasa asfixiaban las palmeras inútiles que se erguían cual prisioneros moribundos, encadenados a un mínimo pedazo de tierra y con los pies ocultos por el asfalto negro.
Porque la amaba estrepitosamente y la amo todavía, como se ama el retrato desteñido de la madre desconocida o el cacharro roto.
El cuerpo interrogado en el suplicio es a la vez el punto de aplicación del castigo y el lugar de obtención de la verdad. Y de la misma manera que la presunción es solidariamente un elemento de investigación y un fragmento de culpabilidad, por su parte el sufrimiento reglamentado del tormento es a la vez una medida para castigar y un acto de información.
La gente no cambia, simplemente se adapta fragmento de Diálogos con Valiar. Carácter y temperamento.