Un flemático deja que le vengan las cosas y se alegra de que pasen de largo.
La puerta gira en sus bisagras y el perezoso gira en la cama.
Con frecuencia, un perezoso es un rebelde sublevado ante la idea de estar toda la vida atado a un banco, trabajando para dar placeres al patrón, al que sabe más estúpido y sin más razón que la de haber nacido en un palacio en vez de un cuartucho