El tiempo no es un gran curador. Es indiferente y superficial. A veces no cura del todo. Y otras veces, cuando parece que sí, la cura no era necesaria.
Si una persona ama sólo a otra y es indiferente al resto de sus semejantes, su amor no es amor, sino una relación simbiótica o un egotismo ampliado.
Un flemático deja que le vengan las cosas y se alegra de que pasen de largo.
Para el desidioso todos los días son festivos