Me doy la vuelta y veo que la mayoría de los vencedores se han parado para mirarme. Sus rostros muestran cualquier cosa desde la envidia y el odio a la admiración.
No me siento feliz por esta victoria. Estaría alegre, hermano, si la obtuviera estando parado al lado suyo, puesto que nos une la misma sangre, la misma lengua y deseos.