Hubo una sospecha aquí, entonces, mi mujer enseguida cogió y nos fuimos para Nueva York. Allí me enteré de noticas muy feas, que no era para alarmar tanto. Alarmaban a mis niños, a mi familia y todo esto me afectaba.
Procura no inquietar tu alma ante el triste espectáculo de la injusticia humana. Sobre esta injusticia verás un día el triunfo definitivo de la justicia de Dios
Muchas personas gastan dinero que no han ganado, para comprar cosas que no quieren, para impresionar a personas que no les agradan.
Yo sí digo cosas que pueden impresionar a la gente, creo. Pero no hago cosas que las sorprendan de mala manera. No sé cuánto tiempo voy a estar en este planeta, así que mientras este aquí, Yo también voy a aprovecharlo al máximo.
¿Cómo se mejora un argumento? Mejorar o espesar un argumento consiste en crearle complicaciones al héroe o quizás a sus enemigos. Estas complicaciones tienen efecto cuando cobran forma de acontecimientos inesperados. Si el escritor es capaz de espesar el argumento y sorprender al lector, lógicamente, la trama mejora.
Quizás fue su capacidad para sorprender lo que me deslumbró de ella, lo que a lo largo de los años me mantuvo tenazmente enamorado de ella.
Soy poeta. Con tres años, ya era capaz de asombrar a cuantos eran testigos de la elocuencia con que manejaba nuestro ilustre idioma. Aprendí a leer y a escribir. Memoricé a los grandes, a los mediocres y a los muy malos. He ganado más guerras de poesía en los países sirios que cualquier otro contendiente.
Nunca habrá nadie como Michael Jackson. Su talento, su capacidad para asombrar y su misterio, lo han convertido en una leyenda
La bomba atómica tiene por objeto atemorizar a los débiles, pero no puede decidir la suerte de una guerra
La religión debería servir más para dar ánimos a los buenos que para atemorizar a los malos.
La religión debería servir más para dar ánimos a los buenos que para aterrorizar a los malos.
Nadie puede aterrorizar a toda una nación, a menos que todos nosotros seamos sus cómplices.
Claro que hay otra forma de espantar el miedo, pero no es propiamente una receta, porque tiene que poner mucho de su parte el paciente. Consiste en pensar: A mí esto que me asusta no me va ni me viene, algo así como ver lejos lo que le está dando a uno miedo, para que se desdibuje.
Pídele a tu madre que te prepare un gran tazón de chocolate bien caliente y que luego te dé gran abrazo. No hay nada como el chocolate caliente y un abrazo para espantar las pesadillas.
Muy gran valor es vencer a los enemigos con armas, pero cosa de mayor prudencia desterrar y ahuyentar los vicios de la paz.
La gente cree que los cincuentones hacemos cosas súbitas y sorpresivas para ahuyentar al fantasma de la vejez: comprar motocicletas para devorar carreteras, divorciarse inopinadamente y cortejar jovencitas de 18 años, iniciarse en el camino de los placeres homosexuales, consumir alcaloides como músico de heavy metal, tirarse al abismo del trago consuetudinario.
Me parece absurdo que las leyes, que son expresión de la voluntad pública, que detestan y castigan el homicidio, cometan ellas mismas también uno, ordenando un homicidio público para alejar a los ciudadanos del asesinato.
Y no busques alejar de mí al hermano - ¿Aún en el sueño percibí tu mirada? -, a quien encadenas ferviente a una absurda tarea, revistiéndole con tus deseos de ropajes de esclavo.
Como nuestra civilización burguesa se basa en la explotación de las razas inferiores y de los paises atrasados industrialmente, el primer beneficio de la revolución será amenazar esta civilización, permitir que se emancipen las llamadas -razas inferiores-. Pero ese gran beneficio se manifestara en una disminución considerable de las entradas de víveres hacia las grandes ciudades de Occidente
¿De qué otra forma se puede amenazar que no sea de muerte? Lo interesante, lo original, sería que alguien lo amenace a uno con la inmortalidad.
Cuando contemplamos a esos liberales universitarios, una vez más lamentamos que John Walker no haya recibido la pena máxima. Necesitamos ejecutar a la gente como John Walker para así intimidar físicamente a los liberales para que se den cuenta que ellos también pueden morir. De lo contrario se convertirán en traidores irredentos.