Esta mañana nevada incluso el caballo es digno de mirar.
Purpúreas rosas sobre Galatea el alba entre lirios cándidos deshoja; duda el amor cuál más su color sea, o púrpura nevada o nieve roja; de su frente la perla es eritrea, émula vana; el ciego dios se enoja, y, condenado su esplendor, la deja pender en oro al nácar de su oreja.
Mi consejo es que no te preguntes por qué o de dónde, sino que disfrutes de tu helado mientras está en el plato. Esta es mi filosofía.
El nunca estuvo realmente interesado en el dinero. Yo le daba su parte de ganancias de la noche y al siguiente día compraba helado y dulces para todos los niños del vecindario.
Dame la ternura desde el sueño, dame ese cucurucho de sorbete que tenéis en la sonrisa, dame esa lenta caricia de tu mano. Yo te daré pájaros que cantaran tu nombre desde lo más alto de los arboles.
Necesito un pedacito de tu cielo, un whisky con hielo y unos huevos fritos, ¡y déjate de historias!.
Es claro que son visiones producidas por el alcohol, pero me valen: ya no puedo vivir sin esas visiones; lo que nunca consiguió el alcohol es borrar el recuerdo de aquel beso de hielo sobre se frente muerta.