Colocada sobre mi tocador, esa rosa blanca como la nieve es un mensaje personal para mí. Habla de asuntos inconclusos. Susurra: Puedo encontrarte. Puedo alcanzarte. Quizá te estoy observando justo ahora.
Empezó a caer una nieve menuda, y de repente cayeron grandes copos. Aullaba el viento; había empezado la tormenta. En un instante, el cielo se juntó con el mar de nieve. Todo desapareció.
Por vasto y absorbente que sea el orden de la naturaleza es el objeto de un alma que lo concibe racionalmente.