No es solo un fracaso de las Naciones Unidas, sino también de la comunidad internacional, y todos compartimos la responsabilidad —se lamentó el secretario general de la ONU, Boutros Boutros-Ghali, refiriéndose a la matanza de Ruanda—. Se ha cometido un genocidio. Más de doscientas mil personas han sido asesinadas y la comunidad internacional aún sigue discutiendo qué hacer.
Víctima del desorden que impide el desarrollo de mi mundo, no me lamento de esto ni lo otro. Sufro, velo y trabajo como si cada noche tuviera que morirme, porque debo ganarme la vida para siempre.
Y que desde entonces no había hecho otra cosa sino caer, una de esas caídas interminables y mexicanas, es decir una caída pespunteada de tanto en tanto por una risa en sordina, por un disparo en sordina, por un quejido en sordina. ¿Una caída mexicana? En realidad, una caída latinoamericana 2666, pág. 582
Serena la luna alumbra en el cielo, domina en el suelo profunda quietud; ni voces se escuchan, ni ronco ladrido, ni tierno quejido de amante laúd.
En el clamor de la multitud, en los aplausos y en las burlas, o en el cariño de los demás, no encontramos el triunfo o la derrota; sólo se encuentra dentro de nosotros mismos.
Estalló la revolución de 1910, como un clamor inmenso de justicia que vivirá siempre en el alma de las naciones como vive la libertad en el corazón de los pueblos para vivificarlos, para redimirlos, para levantarlos de la abyección a la que no puede estar condenada la especie humana
Y la vida es eterna, aunque yo no lo diga. Y la vida es lo que soy, en el llanto o el gozo. Y la vida es cualquiera instante que se siga.
Tres Reyes llegaron; cesa de nevar. ¡La luna le ha visto, cesa de llorar! Su llanto de nieve cuajó en el pinar. Mil ángeles cantan canción de cristal que un Clavel nació de un suave Rosal
Busco formas en las nubes, desde pequeña. Y llueve es la respuesta que encontré a la forma que toman cuando la tristeza nos cala hasta los huesos. Veo en ellas el alma de los que quise y se han ido. Saberlos ahí, me reconforta. Cuando llueve..., lloran por lo mismo que lloro yo.
Pero / lo serio que en verdad / el comandante Guevara entró a la muerte / y allá andará según se dice / bello / con piedras bajo el brazo / soy de un país donde ahora / Guevara ha de morir otras muertes / cada cual resolverá su muerte ahora / el que se alegró ya es polvo miserable / el que lloró que reflexione / el que olvidó que olvide, o que recuerde.
Predestinación: así solo puede escribirse bajo el más espantoso dolor; y entonces significa algo muy distinto. Pero el mismo motivo, nadie puede citarlo como una verdad, aun cuando el mismo lo dijera bajo tormento. No es una teoría. O también: no es la verdad a primera vista parece expresarse con estas palabras. Más que una teoría, es un suspiro o un grito.
La miseria religiosa es, por una parte, la expresión de la miseria real y, por otra, la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura agobiada, el estado alma de un mundo desalmado, porque es el espíritu de los estados de alma carentes de espíritu. La religión es el opio del pueblo