Es el oficio que elegí, para el que estoy preparado, formado. Se imagina que esto lo he pasado infinidad de veces. Sé de qué se trata y lo enfrento con la mayor entereza que me sea posible. Le aclaro, no me gusta hacer ostentación de fortalezas, ni de tener capacidades que después uno mismo puede o no sostener en el tiempo, pero sé de qué se trata, es mi oficio, hace 30 años que lo hago, y no es novedoso para mí.
Usted dice que el fútbol tiene leyes, que yo no ignoro. La palabra temer es una palabra que refleja las sensaciones que tienen los entrenadores frente a la adversidad, pero paralelamente, no quiero hacer ostentación de algo que no sé cuánto tiempo puede durarme, siempre tengo fortaleza cuando las cosas se tuercen.
Mirara hacia donde mirara, ya fuera hacia la tierra durmiente o a las vastas regiones del espacio, la magnificencia del mundo estaba más allá de la mente humana, se advertía la sublimidad de Dios y la majestad de su presencia.
Esa marometa que da el chiquillo en el aire expresa en un solo acto toda la alegría y la magnificencia de vivir.
Cuando acontezcan sucesos naturales estremecedores, recordad la fuerza y majestad de vuestro Señor, Quien todo lo escucha y lo ve, y decid: El dominio es de Dios, Señor de lo visible y lo invisible, Señor de la creación.
Después de pesar se conoce la ligereza y el peso de las cosas, midiendo se conoce su longitud. Así es para todo. El medir nuestro pensamiento es muy importante. Pido que Su majestad considere esto.
En la docena de años de vida que le quedaban, Hideyoshi consolidó su dominio de la nación, acabando para siempre con el poder de los clanes de samuráis. Su mecenazgo de las artes creó una opulencia y una belleza que pasarían a la posteridad como el Renacimiento japonés.
La agricultura es el arte que enseña virtud al hombre y la base de la opulencia a todas las naciones.
La contemplación de la grandiosidad de la naturaleza siempre confirió nobleza a mis pensamientos, haciendo que olvidara las preocupaciones cotidianas.
En Andalucía todo es arte, la campiña verdinegra de las tierras de labranza y de los anchos olivares, la quebrada de las sierras y serrijones de más gallarda estampa, la luz inmaterial y pastosa de los cielos, la elegancia blanca de la cal que, como decía Federico, ponía desnuda y blanca la noche.
¡Cuán necio había sido su intento! Había tratado de construir un dique de orden y elegancia contra la sórdida marea de la vida que le rodeaba.
Hay ciertas cosas en las que la mediocridad es intolerable: la poesía, la música, la pintura, la elocuencia pública. ¿Qué tortura es escuchar un discurso frío se pomposamente declamado o de segunda categoría verso hablado con ampulosidad todo mal poeta Sitio!
A mí no me gusta la literatura solemne, detesto la solemnidad y la pomposidad en el arte. A mí me gusta que lo que escribo tenga muchas luces y mucha chispa, que sea festivo. El arte es, ante todo, un enigma, pero no un enigma doloroso necesariamente, puede ser un enigma absolutamente gozoso.
No puede negarse que el capitalismo fue un régimen creador, pero así en pretérito perfecto y no en presente. El ansia de lucro y la conquista de mercados internacionales favorecieron las invenciones mecánicas, crearon necesidades nuevas que hicieron presión en el ambiente económico de la época hasta influir en el rumbo que habían de seguir la ciencia y la técnica.
Lo importante ahora es no perder el rumbo ni bajar la intensidad del cambio.
Mirara hacia donde mirara, ya fuera hacia la tierra durmiente o a las vastas regiones del espacio, la magnificencia del mundo estaba más allá de la mente humana, se advertía la sublimidad de Dios y la majestad de su presencia.
¡Qué sublimidad en sus máximas! ¡Qué profunda sabiduría en sus discursos! ¡Qué presencia de mente, qué sutileza, qué idoneidad, en sus respuestas! ¡Qué grande el dominio sobre sus pasiones! ¿Dónde está el Hombre, dónde el filósofo, que pudiera vivir así y morir así, sin debilidad, y sin ostentación?