Odiar es un despilfarro de corazón, y el corazón es nuestro mayor tesoro.
Señores, es un torpeza pretender que en nosotros se corrija un vicio que ha crecido con la edad. Lo seguro es instruir a nuestra juventud en el modo de andar derechos, para que enmendando ellos este despilfarro enseñen después a sus hijos y se logre desterrar para siempre de nuestra posteridad este maldito modo de andar
No existía más que la dignidad ultrajada, la libertad perdida, la dilapidación entronizada, la esclavitud constituida.
Aquí estoy una vez más en esta escena de la disipación y el vicio, y ya empiezo a encontrar mi moral dañada.
Pensamiento y estudio son igualmente necesarios para la felicidad de un país y para la vida de una ciudad. En el primero previenen las inquietantes sensaciones de indolencia y permiten el placer sublime de crear para la belleza; en la segunda, hacen que la disipación no sea objeto de necesidad y, consecuentemente, de interés.
La estructura animal, considerada como máquina – aunque cumpla funciones diversas – es más perfecta que la máquina de vapor mejor concebida. Quiere decirse que puede rendir un trabajo mayor con el mismo gasto de energía.
Durante toda la evolución del gasto ostensible, tanto de bienes como de servicios o de vida humana, se da el supuesto obvio de que para que un consumo pueda mejorar de modo eficaz la buena fama del consumidor, tiene que ser de cosas superfluas. Para producir buena reputación, ese consumo tiene que ser derrochador.
Cuando tú has visto que existen otros estados de percepción diferentes del que te produce el consumo de la tortilla de patatas entonces entiendes mejor lo que hay después de la vida.
¿Hasta cuándo, les preguntamos, señoras y señores legisladores, vamos a permitir que nos sigamos matando para atajar el tráfico de drogas hacia un país que invierte más en su consumo que en educación superior?
Con Cromañón no se aprendió nada. Estas cosas se aprenden desde el colegio (la escuela). La tragedia está latente: en un subte de Buenos Aires, en una cancha de fútbol. Hay exceso de público en los espectáculos y una pérdida de valores muy importante que producen este tipo de accidentes.
Presta solamente aquello cuya pérdida puedas soportar.