He trabajado como ayudante de camarero en la vida real. Tengo algunos callos que no son sólo de bocadillos en la mesa de los actores del departamento técnico
En realidad, es un libro que me lo han preparado. Es una entrevista imaginaria de un colaborador mío y entonces se contesta con trozos de mi obra, con declaraciones, yo no he hecho nada. No puedo, ¿cómo voy a hacer?
Las grandes obras se deben a fuerzas colectivas excitadas por fuerzas individuales: manos inconscientes allegan materiales de construcción; sólo cerebros conscientes logran idear monumentos hermosos y durables. De ahí la conveniencia de instruir a las muchedumbres para transformar al más humilde obrero en colaborador consciente.
Nunca se supo, a lo largo de toda su vida, que violara una sola regla de su orden; no es posible encontrar la menor mancha en su conducta, y se asegura que es un observador tan estricto de su castidad que no sabe en qué consiste la diferencia entre hombre y mujer. Por consiguiente, el vulgo lo considera un santo. ¿Eso lo hace santo a uno? inquirió Antonia. ¡Dios me ampare!
Me invadió el miedo terrible de volverme loco. Fui llevado a otro mundo, otro lugar, otro tiempo. Mi cuerpo parecía estar sin sensación, sin vida, extraño. ¿Me estaba muriendo? ¿Era esto la transición? A veces creía estar fuera de mi cuerpo, y por tanto percibía claramente, como un observador externo, la tragedia completa de mi situación.
Una caridad que le considere como un animal doméstico mimado no será caridad, aunque le trate generosamente
El buen lenguaje clásico llamaba doméstico a todo hombre que servía. Y era justo. El hábito de la servidumbre trae consigo sentimientos de domesticidad, en los cortesanos lo mismo que en los pueblos.
Yo no aspiro a nada, ni siquiera a ser ujier del Ministerio de cultura, y los gobernantes me importan muy poco
El mundo emerge como una relación entre el hombre y su experiencia. Él es un participante en la creación de todas las cosas. La medida de todas las cosas.
El lenguaje existe sólo cuando es oído y hablado; el oyente es un participante indispensable.
Ser cristiano es ser testigo de la resurrección de Jesús, y significa también superar la pobreza, que es muerte, algo inhumano, contrario a la voluntad de Dios. Si la pobreza es contraria a la voluntad de vida de Dios, luchar contra la pobreza es una forma de decirle sí al reino de Dios.
El camino de la libertad consiste en desviar el énfasis de la persona superficial y variable, al testigo interior y siempre presente
El espectador se ha convertido en protagonista hasta el punto de que es imposible decir si la obra de arte se crea cuando sale de las manos del autor o cuando entra en la cabeza del espectador.
El espectador debe adquirir conciencia de lo que la pintura tiene de sagrado, de modo que se descubra ante ella como en la iglesia.