La peor desdicha del trabajador es que el azar le depare el estar subordinado a un mal jefe.
La libertad positiva implica también el principio de que no existe poder superior al del yo individual; que el hombre representa el centro y fin de la vida, que el desarrollo y la realización de la individualidad constituyen un fin que no puede ser nunca subordinado a propósitos a los que se atribuye una finalidad mayor.
Sus ojos fijos en la parte inferior de mi cara como si me leyese los labios, y después de un momento de reflexión (su comprensión amatoria era incomparable) dio la vuelta rápidamente y cimbreándose sobre sus esbeltas caderas, me condujo por el pasillo alfombrado de azul.
Sea cada cual a los ojos de los demás un trabajador. Quien ejecuta una tarea útil no es inferior a nadie.
La intensidad y la complejidad de la vida, asistente al avance de la civilización, han hecho necesario un retiro del mundo
Si de algo me jacto, es de haber practicado todas las disciplinas del hermosísimo oficio de periodista. Yo he sido corrector de pruebas, traductor de cables, emplanador editorialista, columnista, reportero, asistente de reportero gráfico, jefe de redacción, director a ratos. Yo he hecho todas las disciplinas del periodismo. Las he ejercido y con igual alegría en cualquiera de sus sectores.
La vida auténtica es conciencia interdependiente (conciencia del universo) más conciencia dependiente (o conciencia del ego).
Los hallazgos de Darwin, resumidos, vienen a decir que, después de cinco mil millones de años de evolución, y dejando atrás al chimpancé por un pelo, el hombre ha venido a dar en dependiente de zapatería, limpiaparabrisas o funcionario.
Cortaría dos cosas en esta comedia: el segundo acto y el cuello del actor secundario
Nadie es nunca secundario para sí mismo.
El jefe maneja a la gente; el líder la prepara. El jefe masifica a las personas, las convierte en número y en fichas deshumaniza súbdito por súbdito hasta quedarse con un rebaño sin rostro ni iniciativa. El líder conoce a cada uno de sus colaboradores, los trata como personas, no los usa como cosas.
El deber de cada súbdito pertenece al rey, menos su conciencia.
Lo que a vosotros toca es que cada cual, dentro de su barco, guarde la ordenanza y sea muy obediente para hacer pronto lo que le fuere mandado, porque las más veces la ocasión de la victoria consiste en la presteza y diligencia en acometer cuando es tiempo.