Y el público creerá en los sueños del teatro, si los acepta realmente como sueños y no como copia servil de la realidad, si le permiten liberar en él mismo la libertad mágica del sueño, que sólo puede reconocer impregnada de crueldad y terror.
El ciudadano ha de ser ciudadano rebelde y crítico, no puede ser un ciudadano sumiso ni servil
Hasta creo haber superado el momento halagador del aplauso para quedarme en la pura alegría del cantar, ahí encuentro yo toda la felicidad
Desconfía del médico joven y del barbero viejo.