El espíritu de propiedad es el más fuerte aguijón que conocen los civilizados; se puede, sin exageración, estimar en un doble del trabajo servil o asalariado el producto del propietario.
La envidia es proteiforme. Sus manifestaciones más comunes son la crítica amarga, la sátira, la diatriba, la injuria, la calumnia, la insinuación pérfida, la compasión fingida, pero su forma más peligrosa es la adulación servil
Doña Rosa, ¿Está Pablito? -Sí, pero está resfriado. ¿Y no puede salir? -No puede, está en cama. ¿Y su pelota puede salir? ¡Plop!
Desde niño sólo pensaba en ir a jugar con los amigos del barrio. Mi hermano también venía conmigo. Con una pelota en los pies ya no te preocupabas por nada. Luego fui creciendo, mejorando y mire, hasta hoy