Nuestra vida política debe ser un certamen de honor y de competencia.
El comienzo de la filosofía es el reconocimiento de la pugna entre las opciones.
Si un escritor se considera revolucionario (y siempre todo verdadero escritor ha estado en pugna contra los órdenes sociales injustos), elegirá la lucha contra su medio ambiente, tratará de superarse y superarlo por todos los medios.
De haber escrito mi propio epitafio este hubiese sido: Tuve una riña de enamorados con el mundo.
La vida paga sus cuentas con tu sangre y tu sigues creyendo que eres un ruiseñor Cógele el cuello de una vez, desnúdala, túmbala y haz de ella tu pelea de fuego, rellénale la tripa majestuosa, préñala, ponla a parir cien años por el corazón. Pero con lindo modo, hermano, con un gesto propicio a la melancolía.
Cuando se pelea por el control de una espada, siempre gana quien sostiene la empuñadura.
¿Ve usted aquellos hombres que descargan carbón? Yo también lo hice. Yo también descargué carbón de los barcos anclados en La Boca. Mis hombros saben cómo los encorva aquella faena prolongada bajo un sol calcinante. Eso era trabajar para poder trabajar más; me empleaba como descargador una semana para poder pintar la semana subsiguiente.
La mente requiere alguna relajación, ya que no puede ser siempre su inclinación hacia la preocupación y la faena
Terrible animal son veinte años. No hay batalla tan sangrienta ni tan trabada escaramuza como la que trae la mocedad consigo
Quien intente apoderarse de Cuba recogerá el polvo de su tierra anegado en sangre, sino perece en la contienda
El antisemitismo es la expresión de la falta de talento, de la incapacidad de vencer en una contienda disputada con las mismas armas; y eso es aplicable a todos los campos, tanto la ciencia como el comercio, la artesanía, la pintura. El antisemitismo es la medida de la mediocridad humana.
Ante cualquier desavenencia no caigamos en el error de dudar o bien de su inteligencia, o de su buena voluntad.
Un libro hermoso es una victoria ganada en todos los campos de batalla del pensamiento humano.
Los jefes del ejército veían en el ministro Sotomayor al hombre superior, que tenía los hilos de la campaña y que había preparado todas las operaciones militares hasta encontrarse el ejercito en la víspera de una batalla en que se jugaba la suerte y el porvenir de Chile
Nuestra vida política debe ser un certamen de honor y de competencia.
De haber escrito mi propio epitafio este hubiese sido: Tuve una riña de enamorados con el mundo.
Se pelea mientras hay por qué, ya que puso la naturaleza la necesidad justicia en unas almas, y en otras la de desconocerla y ofenderla. Mientras la justicia no está conseguida, se pelea.
¿Tienen una reina, necesitan un rey. Yo soy rey!-Cassius Clay, al pueblo de Inglaterra antes de su segunda pelea con Henry Cooper.
¿Ve usted aquellos hombres que descargan carbón? Yo también lo hice. Yo también descargué carbón de los barcos anclados en La Boca. Mis hombros saben cómo los encorva aquella faena prolongada bajo un sol calcinante. Eso era trabajar para poder trabajar más; me empleaba como descargador una semana para poder pintar la semana subsiguiente.
La mente requiere alguna relajación, ya que no puede ser siempre su inclinación hacia la preocupación y la faena
Terrible animal son veinte años. No hay batalla tan sangrienta ni tan trabada escaramuza como la que trae la mocedad consigo
Estoy completamente enfocado en Velázquez,... Si él es capaz de llegar hasta el final, creo que me va a ayudar en cuanto a mi experiencia y la resistencia a Morales. Pero la única lucha en la que estoy pensando ahora mismo es la siguiente.
En toda lucha no hay correcto ni incorrecto, tampoco bueno ni malo. Todas las distinciones conscientes surgen al mismo tiempo y todas están equivocadas. Construir una fortaleza es un error desde el principio. Incluso si es con la excusa de defender la ciudad, el castillo es el resultado de la personalidad del gobernante.
Deseamos expresar, de forma singular, nuestro más afectuoso saludo a los supervivientes del largo y doloroso exilio que siguió a nuestra contienda civil
Si pretendemos el triunfo en la gran contienda ideológica de esta época, es preciso, sobre todo, que nos percatemos exactamente de cual es nuestro credo.
Ante cualquier desavenencia no caigamos en el error de dudar o bien de su inteligencia, o de su buena voluntad.