Me incliné sobre ella y recorrí la piel de su vientre con la yema del dedo. Bea dejó caer los párpados, los ojos y me sonrió, segura y fuerte. Tenía diecisiete años y la vida en los labios
Y cada vez que partí llevé conmigo la imagen de mí barrio, que fui mostrando y dejando en las ciudades del mundo. Fue así como un viajero que viajaba con su barrio a cuestas. O como esos árboles trasplantados que sólo dan fruto si llevan adheridas a sus raíces la tierra en que nacieron y crecieron.
La serenidad es fruto de la sabiduría.
Prefiero ser el descendiente de dos simios que ser un hombre y tener miedo a enfrentar la verdad
Yo no soy yo, soy el descendiente de todos mis antepasados.
Gobierna tu casa y sabrás cuánto cuesta la leña y el arroz; cría a tus hijos, y sabrás cuánto debes a tus padres.
En el hombre y en las simientes que siembra, en las viviendas que edifica, en los animales que cría para su uso o subsistencia, en los archivos y bibliotecas que organiza para su cultura intelectual, en los productos útiles o de belleza que salen de sus manos, en todo pululan las larvas, los vermes(...), todo queda a merced de terribles enemigos.