Sin idealismo, la política se reduce a una forma de contabilidad social, y esto es algo que un conservador puede tolerar muy bien, pero para la izquierda significa una catástrofe.
Entendiendo como conservador todo lo que aumenta la coacción del Estado sobre los individuos, hay que dar ese nombre a cuantas medidas tiendan a dicho fin, sean interesados o desinteresados los móviles de sus autores.
Las FARC no son un proyecto revolucionario sino conservador y retrógrado