Me preocupa lo que piense la gente que me conoce y que me quiere. No soy complicada, ni conflictiva. Soy una persona con buenos sentimientos, alegre y muy sensible
No dejaremos que sus locuras nos atribulen, como de quien viene los tomaremos; y al final de cada día encontraremos una risa alegre como hogar.
No hallo palabras para describir toda la voluptuosidad que aquel ser encantador me reservaba. Ella fue quien se acercó a mí. Sin hablarnos, se confundieron nuestros besos y caricias. Dejaba vagar mi mirada por aquel hermoso rostro, animado del más tierno amor.
El amor es un animado duendecillo bailando una pequeña y alegre giga, entonces de repente se vuelve hacia ti con una metralleta en miniatura
Pero a vosotras, coquetas de profesión, yo os quiero aunque esto sea un pecado. Las sonrisas, las caricias, las prodigáis a todos, en todos fijáis amables miradas, y a quien no crea las palabras le aseguráis un beso; quien os quiere es libre y triunfa. Antes también yo me ponía contento con una mirada de vuestros ojos; ahora os respeto.
¿Ríes por qué estás contento o por qué otro está triste?
De pelotudos que tienen la precisa sobre las virtudes y los males argentinos, el país está hasta el cuello. En esa no me anoto. Te repito que yo no soy ni gracioso, ni visionario. Soy un actor cómico de la nación. Cuando no tengo libreto, me callo la boca.
El tiempo, al pasar, libraría de aristas cortantes el recuerdo y lo tomaría en algo risible. Pero, entonces, nada era cómico ni yo reía. No era lo futuro; era lo presente. Demasiado vivo; harto real.
El corresponsal se preguntaba sinceramente, en nombre del sano juicio, cómo era posible que hubiese gente que considerase divertido remar en un bote. No era una diversión; era un castigo diabólico, y hasta un genio en aberraciones mentales no podría inferir jamás que se tratase de otra cosa que de un horror para los músculos y un crimen contra la espalda.
Es tan fácil hacer sufrir a un ser que nos ama, tan fácil, que ni siquiera puede ser divertido
Para llevar una vida feliz es esencial una cierta capacidad de tolerancia al aburrimiento. La vida de los grandes hombres sólo ha sido emocionante durante unos pocos minutos trascendentales. Una generación que no soporta el aburrimiento será una generación de hombres de escasa valía
¡Los poetas amamos a la sangre! A la sangre encerrada en la botella del cuerpo, no a la sangre derramada por los campos, ni a la sangre derramada por los celos, por los jueces, por los guerreros; amamos a la sangre derramada en el cuerpo, a la sangre feliz que ríe por las venas, a la sangre que baila cuando damos un beso. Cantamos al amor. A lo fresco. A lo puro.
Amame como quiere su ambrosía en el jardín la flor; como ama de su voz la melodía festivo ruiseñor.
Sin personalidad, el carácter puede ser gracioso y hasta interesante, pero a menos que las personas logren identificarse con el personaje, una historia con un personaje sin personalidad no atrapa a la audiencia
Es gracioso porque los únicos momentos en que pienso en el VIH son cuando tengo que tomar mis medicinas dos veces al día
Aquí te pillo aquí temazo, aquí las patadas, no hay besos ni abrazos
Nobleza, dignidad, constancia y cierto risueño coraje. Todo lo que constituye la grandeza sigue siendo esencialmente lo mismo a través de los siglos.
Ustedes saben que yo escribo lentamente. Esto es principalmente porque nunca estoy satisfecho hasta que os he dicho todo lo posible, en pocas palabras; escribir en forma breve toma mucho más tiempo que escribir largo y tendido.
Duele, el paso del tiempo duele. En recuerdos y en lo que ha sido mi vida estoy absolutamente de acuerdo con lo que hice y satisfecho completamente. Ahora, lo que no perdona es la salud
Incluso mis propias experiencias terribles en el castillo de Drácula parecen ser como una pesadilla que se hubiese presentado hace mucho tiempo y que estuviera casi completamente olvidada, aquí, en medio del aire fresco del otoño y bajo la luz brillante del sol...
¿Será posible, amigos, que mi padre se anticipe a tomarlo todo y no nos deje a nosotros nada brillante y glorioso en que podamos acreditarnos?.
No puede haber una sociedad floreciente y feliz cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y desdichados.
Que un centenar de flores florezcan y un centenar de escuelas de pensamiento contiendan es la política para promover el progreso de las artes y las ciencias y una cultura floreciente en nuestro país.
Todos los artistas tienen en común la experiencia de la distancia insondable que existe entre la obra de sus manos, por lograda que sea, y la perfección fulgurante de la belleza percibida en el fervor del momento creativo: lo que logran expresar en lo que pintan, esculpen o crean es sólo un tenue reflejo del esplendor que durante unos instantes ha brillado ante los ojos de su espíritu.
De la sangre ha salido muchas veces la hermosa libertad risueña y fulgurante
Plata fina y reluciente y oro puro si los hay... En el alma de la gente, de Argentina y Uruguay. No nos separa el río, no nos separará...
Eres el sol de los cielos de mi santidad; no dejes que la contaminación del mundo eclipse tu esplendor. Rasga el velo de la negligencia para que emerjas resplandeciente por detrás de las nubes y adornes todas las cosas con el atavío de la vida.
Yo juro que vale más ser de baja condición y codearse alegremente con gentes humildes, que no encontrarse muy encumbrado, con una resplandeciente pesadumbre y llevar una dorada tristeza.
Cuando quiero mirar nuestro mundo con los dos ojos, lo que percibo son dos mundos superpuestos: uno luminoso y claro, sorprendentemente nítido; el otro impreciso y sutilmente sombrío.
El Campanil, cortándose sobre los oscuros pinares y en el luminoso raso del firmamento, es bello. Será siempre bello. Va a ser el símbolo universitario por excelencia, signo de rectitud y elevación, columna que difundirá en las almas goce, placidez y serenidad, flecha que apunta a la altura, como la filosofía, donde más allá de las nubes que amedrentan, triunfa la claridad celeste
Una mujer al sol es todo mi deseo, viene del mar, desnuda, con los brazos en cruz y la flor de los labios abierta para el beso y en la piel refulgente el polen de la luz
Me senté, mirando aquel paisaje rico en bosques, refulgente con la luz majestuosa y melancólica que a cada momento disminuía más. Los rincones de la habitación se encontraban ya en sombras. Todo oscurecía y la lobreguez insensiblemente afinaba mi mente, de por sí preparada para lo siniestro. Esperaba a solas su llegada, que no tardó en ocurrir.