El deber de cada súbdito pertenece al rey, menos su conciencia.
El jefe maneja a la gente; el líder la prepara. El jefe masifica a las personas, las convierte en número y en fichas deshumaniza súbdito por súbdito hasta quedarse con un rebaño sin rostro ni iniciativa. El líder conoce a cada uno de sus colaboradores, los trata como personas, no los usa como cosas.
El vizcaíno es emprendedor ; el español nada emprende, a nada se atreve, para nada vale (examinad el estado de sus colonias). El vizcaíno no vale para servir, ha nacido para ser señor; el español no ha nacido para más que para ser vasallo y siervo. El vizcaíno degenera en carácter si roza con el extraño; el español necesita de cuando en cuando una invasión extranjera que le civilice.
Mientras fueres solamente temido, tantos enemigos como súbditos tendrás; si amado, ninguna necesidad tienes de guarda, pues cada vasallo te será un alabardero.
Un villano en pie es más grande que un hidalgo de rodillas.
Todo eso está muy bien -prosiguió Bond-, El héroe mata a dos villano. Pero cuando el héroe Le Chiffre empieza a matar al villano Bond y el villano Bond sabe que él no es ningún villano, entonces ves la otra cara de la moneda. Héroes y villano se confunden entre sí.
Las cosas fabricadas han perdido la noble indiferencia por las esferas de la riqueza y la pobreza. Cada cosa hoy deja su impronta sobre su propietario, que no tiene ya otra elección que presentarse como un pobre diablo o, al contrario, como especulador.
La felicidad del pobre parece la gran ilusión del carnaval, la gente trabaja el año entero por un momento, un sueño para hacer la fantasía de rey, de pirata o jardinero. Para todo acabarse el miércoles
Un pueblo desprovisto de Estado busca salvación en los símbolos.
Contemplando desde la ventana la fantasía de luz y color del resplandeciente mundo en que me desenvuelvo, totalmente desprovisto de ternura y de quietud, siento un repentino anhelo de paz, de comprensión.
En medio del llano canta la alondra libre de todo.
Parece que el lugar insidioso fue de Natura para engaños hecho, ciego, inútil, oculto y temeroso, sólo para asechanzas de provecho, a un lado el monte es áspero y fragoso, y entre sus peñas va un camino estrecho, debajo un campo llano y apacible a las faldas se ve del monte horrible.
El pueblo no es verdaderamente libre mientras que la libertad no esté arraigada en sus costumbres e identificada con ellas
El genocidio -la destrucción de un pueblo entero por sus orígenes étnicos o nacionales- se ha convertido en una palabra de nuestra época, una realidad horrenda que exige una respuesta histórica.
Probablemente no haya habido ningún otro periodo en la historia, en este o en cualquier otro país, en el que el hombre de a pie haya experimentado una mejora tan grande de su nivel de vida como en el periodo transcurrido entre la guerra civil y la Primera Guerra Mundial, cuando más fuerte era el individualismo desenfrenado.
Un cuerpo sano es cosa buena; pero un alma sana vale más que todo lo que el hombre pueda desear; un alma sana es lo más hermoso que el cielo pueda concedernos para hacer feliz esta pobre tierra nuestra.
Acércate y contempla las palabras. Cada una tiene mil rostros secretos bajo el rostro neutro y te pregunta, sin interés por la respuesta, pobre o terrible, que le dieras: ¿Trajiste la llave?
Hazte a un lado, déjame en paz, pueblo sepultado, Vete. No he desposeído a nadie, no he usurpado el pan de nadie. Nadie murió en mi lugar. Nadie. Vuelve a tu niebla. No es mi culpa si yo vivo y respiro, Comer, beber, dormir y cambiarse de ropa
Comprendí cómo el hombre, desposeído de todo en este mundo, todavía puede conocer la felicidad -aunque sea sólo momentáneamente- si contempla al ser querido.
El proletario se convierte en un simple apéndice de la máquina.
Son cómicas las lamentaciones del gringo industrial, ex proletario que viene a hacer la América.
Amar ideal y trágicamente, oh amigo, eso lo sabes con seguridad de un modo magnífico, no lo dudo, todo mi respeto ante ello. Pero ahora has de aprender a amar también un poco a lo vulgar y humano.
Estamos muy ocupados...Con nada. Hablamos...De nada. Nuestro vecino, nuestro hermano, nos suplica ayuda a gritos, y eso no nos preocupa. Peor aún, ni siquiera le oímos, enfrascados en nuestra vida tan ocupada, tan vulgar y tan trivial.
Una tumba basta para aquél a quien no bastó el mundo.
¡Todo el mar no bastó para dejar sin huella el breve trigo que dejó tu beso!
Para mí, escribir significa hacer un borrador tosco y pulirlo a lo largo de un período de tiempo considerable.
Si el hombre no debe ahogar sus sentimientos, tendrá entonces que practicar la amabilidad hacia los animales, ya que aquel que es cruel con los animales se vuelve tosco en su trato con los hombres. Se puede juzgar el corazón de un hombre por su trato a los animales
No hay espíritu, por necio y grosero que sea, incapaz de adquirir las más altas virtudes si le conduce como es menester
En un rincón una pareja se entretenía en las preliminares de un juego sexual. Shevek miró para otro lado, con repugnancia. ¿Hasta en el sexo eran egoístas? Acariciarse y copular en presencia de gente sin pareja era tan grosero como comer en presencia de un hambriento.
¡Qué lástima, hombre, que para el intercambio de ideas nos vemos obligados a recurrir a los servicios de un intercambio tan burdo e infiel como es la palabra!
La impresión que tuve la primera vez que fui a Inglaterra es que, quitando las elites de las grandes ciudades y a Newton y Darwin, son unos bárbaros. Claro que eso es mucho quitar, pero los ritos antiguos, las familias comiendo un pedazo enorme de pierna de cordero, el modo de comportarse, el tipo burdo de trato... Y no digamos los alemanes.
La palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio.
Como el valor total de la producción se divide entre los capitalistas y los trabajadores o se paga en forma de impuestos, el valor del producto nacional bruto del lado de impuestos será igual a las ganancias brutas después del pago de impuestos, más los salarios y sueldos después de cubrir los impuestos, más todos los impuestos directos e indirectos.
Una paloma blanca como la nieve asoma, yo olvido el ave egregia y el bruto que foguea pensando que en los cielos solemnes de la idea a veces es muy bella, ¡Muy bella una paloma!