La inspiración es la televisión
Nuestra dificultad para creer a cambio de una palabra mejor, en la inspiración política del Diablo.
Demasiado volumen para un historiador mucho más para el numen de un cantautor, demasiado gigante el Quijote y el Cid para ser yo tú amante Madrid y sin embargo con resignación ya me hago cargo de tu cruel seducción.
Deje su indócil rareza tu numen desolador, que en el drama inmolador de nuestros mudos abrazos yo te abriré con mis brazos un paréntesis de amor.
Nuestras dotes singularmente humanas nos elevan por encima del mundo animal. La medida en que ejercitamos y desarrollamos esas dotes nos da poder para desplegar nuestro potencial humano. Entre el estímulo y la respuesta está nuestra mayor fuerza: la libertad interior de elegir.
Estas dos envidias han estado siempre vigentes: la mala y la buena. La mala es la que abruma e inmoviliza, la buena es la que obliga a avanzar. El mundo avanza por la envidia buena, ese estímulo de desear lo que no tenemos, sea material o espiritual.
El cristianismo nos arrebató la cosecha de la cultura antigua, más tarde volvió a arrebatarnos la cosecha de la cultura islámica.
Para conseguir algún resultado en la vida es preciso tener paciencia, aburrirse, hacer y deshacer, volver a empezar y seguir de nuevo, sin que un impulso de cólera o un arrebato de la imaginación vengan a detener o desviar el trabajo diario.
Nuestra carne retrocede ante lo que le espanta y responde al estímulo de lo que desea por una simple acción refleja del sistema nervioso.
La muerte es realmente una gran bendición para la humanidad, sin ella no puede haber un progreso real. Las personas que viven para siempre no sólo obstaculizan y desalentar a los jóvenes, sino que carecen de suficiente estímulo para la creatividad.
La pintura es una poesía visible.
Tampoco debe olvidar que nada hay más artificial que la escritura. Escribimos porque somos entrenados en ese artilugio que pretende asir la realidad, como recuerdos o como actos del presente. Pero para poder transmitirlos y hacerlos poesía hay que crearlos, extraerlos de la manga del mago, del demiurgo, del poeta.