¿Qué más quieren los que sólo estudian títulos de libros, si con fingirlos de cartón pintado les sirven lo mismo?
El poder arrobador de muchas obras de arte puede ser atribuido a que sus creadores han pintado escenas, personas y objetos que recuerdan al espectador lo que, consciente o inconscientemente, sabe del Otro Mundo en el fondo de su mente.