No debe dejarse un solo instante de abogar por la unión y el mejor entendimiento de los hombres, a fin de que las diferencias se subsanen y prime siempre sobre las conciencias el espíritu de concordia y de razón, tan indispensable para la paz humana.
Y de la misma manera la política se hallaba ligada a la palabra o, más exactamente, había nacido de la unión de la humanidad con la literatura, pues la bella palabra producía la bella acción.
Si los cónyuges no vivieran juntos abundarían más los buenos matrimonios.
Preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón. Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres
Todos estos desposados con la filosofía tienen oculta su aspiración, que no es sino morir y estar muertos.
La amistad es el casamiento del alma.
El melón y el casamiento han de ser acertamiento
Un corazón herido cae sumiso sobre una flor más bella que el paraíso, las nupcias de dos bocas, toda una vida que la llama invisible muere encendida.
Sostengo, pues, que los mortales que no conocen el himeneo ni las dulzuras de la paternidad, son más felices que los que tienen hijos.
Tú, ave peregrina, arrogante esplendor -ya que no bello- del último occidente: penda el rugoso nácar de tu frente sobre el crespo zafiro de tu cuello, que himeneo a sus mesas te destina.