Quizás la última moda cultural contra la cual uno puede argumentar sea Karl Marx. ¿Pero Freud o Rawls?. argumentar con tales personas es concederles la premisa que ellos tratan de refutar con todo su esfuerzo: Que la Razón tiene algo que ver con sus teorías.
Creo que uno de los progresos más notorios es que ya no se siente la necesidad compulsiva de argumentar o justificar las cosas. Estamos mucho más dispuestos a admitir que ciertas cosas son instintivas y otras son intelectual.
Yo he indicado al congreso la necesidad de defender la República, haciendo la guerra en el Perú, y ahora no debo insistir en alegar otras razones que las que expone el Libertador
Puede parecer contraproducente argüir que la felicidad y los negocios tienen algo que ver entre sí, pues para la mayoría de las personas, el trabajo en el mejor de los casos, es un mal necesario, y en el peor, una carga. Sin embargo, ambas cosas están inextricablemente unidas.
Ciertas obras y objetos no se pueden exponer mejor que haciendo como que no escribes para nadie, incluso ni siquiera para ti, sino para el objeto enteramente.
Puedo no aceptar la concepción pedagógica de este o de aquella autora y debo incluso exponer a los alumnos las razones por las que me opongo a ella pero, lo que no puedo, en mi crítica, es mentir.
El vino no inventa nada. Sólo hace charlar sobre ello.
La noticia me ha parecido de tal gravedad, de tal gravedad.. y aunque no es mi norma comentar cosas del día a día del club, cuando se traspase la línea de la ética, aquí me tendrán, defendiendo a esta institución
La gente suele comentar que soy muy afortunado. La suerte sólo es importante en la medida en que tienes la oportunidad de venderte a ti mismo en el momento oportuno. Después de eso, tienes que tener talento y saber cómo usarlo
La evolución espiritual no se manifiesta por la posibilidad de almacenar conocimientos, declamar verdades u obrar milagros, sino por la capacidad de corregir los propios errores
Se debe leer poco y releer mucho. Hay unos pocos libros totales, tres o cuatro, que nos salvan o que nos pierden. Y, sin embargo, el lector se desgasta, se desvanece en miles de libros más áridos de que tres desiertos.
Vale la pena vivir, aunque fuera solo porque sin la vida no podríamos leer ni fantasear historias