El último de estos demonios de los elementos se llama El Rey de las Nubes; su figura es la de un bello joven y se caracteriza por dos grandes alas negras. Aunque su aspecto es realmente encantador, no abriga mejores intenciones que los demás. Se ocupa continuamente de provocar tormentas, arrancar bosques de cuajo y derrumbar castillos y conventos sobre las cabezas de sus moradores.
Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costco-CM del Casino de la Selva, esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del Cerro de San Pedro, liberar a todos los presos de la APPO y hacerle juicio político a Ulises Ruiz.
Roger no tiene derecho a decirme qué debo hacer con mi vida, aunque él cree que sí, no voy a andar rindiéndole nada a nadie a esta altura de mi vida. No va a arruinar mi carrera, aunque últimamente lo está intentando.
Tristemente, sí. Cuanto más rico se hace uno, más pobre se hace otro. La diferencia es que aquí juegas para arruinar al contrario, pero al final recoges el tablero, guardas la caja y todos acabáis tan amigos.
A los propios campesinos les corresponde tirar los ídolos y derribar los templos de las vírgenes mártires y los pórticos conmemorativos en honor de las viudas castas y fieles; es erróneo que otros lo hagan por ellos.
Intentar modificar el carácter de un hombre es como tratar de enseñar a una oveja a tirar de un carro.
La mejor manera de echar a perder tu vida es tomar notas. La forma más fácil de evitar vivir es limitarte a mirar. Buscar detalles. Informar. No participar. Dejar que el gran hermano cante y baile para ti. Ser un reportero. Ser un buen testigo. Un miembro agradecido del público.
Dios no hizo bien las cosas: deberíamos vivir tantas veces como los árboles, que pasado un año malo echan nuevas hojas y vuelven a empezar. Nosotros sólo una primavera, sólo un verano y al hoyo...Por eso has de echar bien tus ramas desde ahora. Yo nací en pedregal y no me quejo, llegué a enderezarme solo. Pero pude haber florecido mejor...
Flirtear es el arte de hacer caer a una mujer en tus brazos sin caer tú en sus manos.
Cuando uno se pone a pensar en sus semejantes, podría echarse a llorar;en realidad podría pasarse el día llorando
Todo lo que ella hizo o deshizo, por disparatado que pareciese a un observador con prejuicios, fue hecho con lo que se deben hacer las cosas, es decir, con valor y sin temor a las consecuencias. Es esta forma, cada quien tiene el derecho de obrar cono le parezca. Pero echarse al agua a nadar y no querer al mismo tiempo mojarse la ropa, esto, Gerardo, es imposible.
Pero habría que vivir de otra manera. ¿Y qué quiere decir vivir de otra manera? Quizá vivir absurdamente para acabar con el absurdo, tirarse en sí mismo con una tal violencia que el salto acabara en los brazos de otro
La gente cree que los cincuentones hacemos cosas súbitas y sorpresivas para ahuyentar al fantasma de la vejez: comprar motocicletas para devorar carreteras, divorciarse inopinadamente y cortejar jovencitas de 18 años, iniciarse en el camino de los placeres homosexuales, consumir alcaloides como músico de heavy metal, tirarse al abismo del trago consuetudinario.
Momento a momento, así es que vivimos ahora. Apreciamos cada día y también le tenemos miedo. Podría ser el último día. Suena chistoso, pero cualquier día te podría atropellar un auto o algo así. Estoy empezando a apreciarlo
En la última década se ha desarrollado una ideología nueva que rompe con eso. Pretendemos que el único rol del Estado es desmantelar todas las legislaciones que protegen a los trabajadores para darles lo que se les antoja a los reyes de la economía. El poder no tiene límite. Sin embargo, una de las fórmulas de la democracia la dio Montesquieu: ningún poder ilimitado puede ser legítimo.
Mediante una revolución acaso se logre derrocar un despotismo personal y la opresión generada por la codicia o la ambición, pero nunca logrará establecer una auténtica reforma del modo de pensar; bien al contrario, tanto los nuevos prejuicios como los antiguos servirán de rienda para esa enorme muchedumbre sin pensamiento alguno.
Sin preparación, la superioridad de fuerzas no es superioridad real ni puede haber tampoco iniciativa. Sabiendo esta verdad, una fuerza inferior pero bien preparada, a menudo puede derrocar a una fuerza enemiga superior mediante ataques por sorpresa.