A los propios campesinos les corresponde tirar los ídolos y derribar los templos de las vírgenes mártires y los pórticos conmemorativos en honor de las viudas castas y fieles; es erróneo que otros lo hagan por ellos.
Cualquier imbécil puede derribar un granero pero se necesita un buen carpintero para construir uno
Realizaremos la justicia social, pero en austeras formas de disciplina, sin repetir el drama de empujar a masas desvalidas en busca de su redención para arrojarlas a la anarquía, que acabará por destruirlas.
Por eso no debemos temernos, tener miedo nos vuelve enemigos. Nos ha de empujar la necesidad de realizar nuestros sueños, que constituye el porqué de la vida. No deberíamos estar gobernados por el miedo a cumplir nuestras pesadillas.
... hay igual o mayor bravura en dominarse a sí mismo que en asustar o agraviar al prójimo...
La burocracia en los países latinos parece que se ha establecido para vejar al público.
Uno se reprocha muchas cosas y cree que la libertad está en malgastar la vida y maltratar el cuerpo, y no se da cuenta que es la manera de castigarse porque está inconforme con lo que hace.
Jamás de los jamases sobre nuestro suelo sagrado ha de pisar insolente la planta invasora porque nuestro orgullo lo impide porque las naves del invasor para llegar a la presa de sus designios tendrán que navegar sobre la púrpura encendida de nuestra sangre joven.
Si intentaren pisar nuestro suelo, en la mar sepultemos sus vidas, y en las olas, de sangre teñidas, luzca opaco el reflejo del sol.
Todo el que aspira a avasallar a sus semejantes, se ve obligado a ser impostor y sanguinario.
Lógicamente no es posible someter a la servidumbre a los hombres sin inferiorizarlos parte por parte. Y el racismo no es más que la explicación emocional, afectiva, algunas veces intelectual, de esta inferiorización
El secreto de la vida es tener una tarea, un propósito, algo a lo que someter toda tu vida, algo a lo que das todo, cada minuto de tu día por el resto de tu vida. Y lo más importante de todo es que eso debe ser algo que jamás puedas lograr.
El día afortunado es como un día de cosecha; en cuanto el trigo está en sazón, hay que apresurarse a recogerlo.
El que llega primero al campo de batalla espera la llegada del enemigo fresco para combatir. Quien llega tarde al campo de batalla tiene que apresurarse y arriba exhausto al combata.
Las corrientes son el bosquejo de las cascadas donde toman estas su ímpetu, para detenerse luego y precipitarse después.
La televisión en nuestros días, centro de las creencias y las idolatrías inexplicables, ni es creyente ni deja de serlo, es el precipitarse de imágenes que se disuelven en la indiferenciación, es la rutina que de pronto adquiere visos de zarza ardiente.
Es deleite del infierno hacer mal al hombre y apresurar su ruina eterna.
No se si me entendéis que no os enamoréis chicos y chicas pillar esto porque lo recordareis