El amor verdadero consiste en un olvido absoluto de la ley de la especie, logrado mediante la gozosa enajenación de las almas en la comunión eterna y elevada.
Tal vez ninguna persona puede ser un poeta, o incluso disfrutar de la poesía, sin una cierta enajenación mental.
El anuncio de Jesús y de su Evangelio no supuso, en ningún momento, una alienación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña
En su disociación de las matemáticas, nuestra cultura se acerca mucho a caricaturizar sus propios peores hábitos de alienación epistemológica.
¿Por qué cree que está perdida la unidad? La única muestra de perturbación intencionada es la información de El Correo de hoy, que es mal intencionada porque no es cierto, porque sabe que no es cierto, y responde a intenciones absolutamente visibles. Ni si quien es usted pero sé que lo sabe, porque me basta mirarlo a la cara. Después, no veo ningún síntoma de desunión. Le hago una pregunta, que un jugador quiera evolucionar, ¿es criticable? Que el club proteja la permanencia de un jugador, ¿es criticable? Todo lo contrario.
La vida es una perturbación inútil de la calma del no ser.
Grandes desniveles en el espíritu, crean el desequilibrio propicio al genio.
En Argentina, lo que le pasa al equipo incide mucho en la vida del hincha, ¿entendés? Si el cuadro gana, el hincha se euforiza en su vida personal, particular. Si el equipo pierde, se deprime proporcionalmente, afectando todas sus actividades. Entonces, eso hace que perder o ganar sea muy importante y esa presión se acumula finalmente encima del entrenador. Cuando vivís presionado por esa vorágine resulta que vos, como técnico, terminas pagándolo con algún desequilibrio en tu vida personal.
Amo el desvarío de tus manos y las montañas de sueño que me tocan: alas para borrar mi aquelarre de mundos que no entiendo.
Aprended a limitar vuestras ambiciones; es un funesto delirio suspirar por lo que no se puede tener.
Tomado colectivamente, el pueblo es un poeta: autor y actor se inflaman con la obra que se representa o que le hacen representar, sus mismos excesos no son tanto instinto de una crueldad nativa cuanto delirio de una multitud embriagada de espectáculos, sobre todo cuando son trágicos: cosa tan cierta que, en los horrores populares, siempre hay algo superfluo añadido al cuadro y a la emoción.
El nacionalismo es la chifladura de exaltados echados a perder por indigestiones de mala historia.
Los miserables que acceden a los cargos, cuanto más indignos son al llegar a ellos tanto más ociosos se hacen y más se llenan de insensatez y de engreimiento.
El insensato que reconoce su insensatez es un sabio. Pero un insensato que se cree sabio es, en verdad, un insensato.
La esquizofrenia no puede entenderse sin comprender la desesperación
Actuar no está tan lejos de la enfermedad mental: Un actor trabaja en la división de su carácter en otros. Es como una especie de esquizofrenia