Al mismo tiempo, me apretó el brazo, y lo sentí quemarse hasta el hueso. Entonces me desvanecí. No sé por cuánto tiempo permanecí en aquel estado. Por fin me desperté y oí que salmodiaban cerca de mí. Abrí los ojos y vi que estaba en medio de vastas ruinas.
Avanzando estos tres pasos, llegarás más cerca de los Daimones: Primero: Habla con verdad. Segundo: No te dejes dominar por la cólera. Tercero: Da, aunque no tengas más que muy poco que dar.