Tuvimos que luchar contra el enemigo externo en las Malvinas. Pero siempre tenemos que estar atentos al enemigo interno, que es mucho más difícil de combatir y más peligroso para la libertad
Toda actividad militar esta relacionada, directa o indirectamente, con el combate. Es el fin por el cual un soldado es reclutado, equipado, armado y entrenado, y propósito por el cual come, duerme, bebe y marcha es, simplemente, que él debe luchar en el lugar y momento correcto.
Luchar resueltamente contra el enemigo, establecer el Poder en el sector central de la cordillera Luosiao y combatir la tendencia a la huida.
Alonso es el mejor piloto de la parrilla, pero la disputa con Massa será una carrera de fondo. Felipe puede combatir a Alonso, pero será más difícil que con Raikkonen. Son dos latinos y entre ellos habrá más roces que si fueran finlandés, aunque creo que todo va a salir bien porque ambos son extremadamente competitivos
Con tanto ardor deben los ciudadanos pelear por la defensa de las leyes, como por la de sus murallas, no siendo menos necesarias aquéllas que éstas para la conservación de una ciudad.
Al fin y al cabo, ¿qué es la guita? La guita no tiene dueño y pasa de mano en mano. Para mí es un asunto fundamental hasta que se firma el contrato. Después se acaba el tema del dinero y lo único que me importa es pelear de tal manera que nunca pueda sentir vergüenza de mí mismo
En la otra puerta, el nacimiento de la flor, el nuevo espacio entre canteros lidiar con restos de la noche allá en la noche, en el deseo de derrumbe el aire entero de la costa es un ovillo tironeado de ser cuerpo justo en la cúspide del pasto verdecido.
Encuentra gente que se adapte a tu estilo de hacer las cosas, y a larga tendrás muchos menos problemas con los que lidiar
Cada civilización debe contender con una fuerza inconsciente que puede anular, desviar o revocar casi cualquier intención consciente de la colectividad.
Debemos de pugnar para que el hombre piense en la paz, pero no solamente impulsado por su instinto de conservación, sino fundamentalmente por el deber que tiene de superarse y de hacer del mundo una morada de paz y de tranquilidad cada vez más digna de la especie humana y de sus altos destinos.
...pero no verse obligado a discutir, a mirar y a disputar con aquellas personas ignominiosamente humanas, desfilando, exponiéndose sin vergüenza.
Que se diría de unos hombres que viendo asaltar su casa por los ladrones, se pusiera a disputar con sutilezas los derechos que cada uno tenía para vivir en esta sala o en la otra.
Es bueno enfrentarse con dificultades en la juventud porque el que no ha sufrido jamás no ha templado plenamente su carácter.
Para comprender la seguridad no hay que enfrentarse a ella, sino incorporarla a uno mismo.
Es lo que sé de la crueldad de la paciencia. No hay paciencia más terrible que la paciencia de las trastornadas. He visto a dementes afanarse en tareas interminables: trasvasar arena de una taza perforada a otra, contar las puntadas de un vestido raído o las motas en un rayo de sol, rellenar con las sumas resultantes libros invisibles de contabilidad.
¿Vale la pena afanarse durante veinte años para llegar a la duda, que crece por sí misma en todas las cabezas inteligentes?
Pocas tragedias pueden ser más amplias que el retraso en el crecimiento de la vida, pocas injusticias más profundo que la negación de una oportunidad de luchar o incluso a la esperanza, por un límite impuesto desde fuera, pero falsamente identificadas como parte.
Para ganar esta batalla no es suficientea una manifestación o dos, sino luchar sin descanso. La constancia es revolucionaria
Actúo en política como en la guerra: distraigo a un flanco para batir al otro.
Cual campo que presenta la batalla a otro enemigo campo armado y fiero, o cual el que a batir va la muralla del que en el campo le huyó primero así, vestidos de menuda malla, contra uno solo sale un pueblo entero, y aunque no al son de cajas alistados, en orden salen por la puerta armados.
Muchas veces es mejor perder la viña que pleitear por ella.
Al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda
A mí me ganaba por la palabra, pero si hubiéramos acabado por llegar a las manos le juro a usted por mis muertos que lo mataba antes de que me tocase un pelo. Yo me quise enfriar porque me conocía la carácter y porque de hombre a hombre no está bien reñir con una escopeta en la mano cuando el otro no la tiene.
El corresponsal se preguntaba sinceramente, en nombre del sano juicio, cómo era posible que hubiese gente que considerase divertido remar en un bote. No era una diversión; era un castigo diabólico, y hasta un genio en aberraciones mentales no podría inferir jamás que se tratase de otra cosa que de un horror para los músculos y un crimen contra la espalda.
Reza, pero no dejes de remar hacia la orilla.