Si haces siempre lo que te interesa, por lo menos habrá siempre una persona complacida.
Se debe trabajar, si no por inclinación, por lo menos de desesperación, ya que, bien probado, el trabajo es menos aburrido que divertirse
El hombre debería estar en su anhelo tan separado de sí mismo que no debería pensar en nadie ni en nada que no fuera deidad en sí misma, ni tan siquiera en la bienaventuranza, ni en esto ni en lo otro, sino en Dios como Dios y la deidad en sí misma... Por eso separa todo añadido de la deidad y tómala desnuda en sí misma.
Sin que nosotros podamos impedirlo, el velo que recubre ese espectáculo llamado vida se desgarra en miríadas de copos ilusorios y, de todo cuanto se desarrollaba ante nuestros ojos, no quedan ya ni tan siquiera las sombras de una quimérica realidad.
Casi siempre pasa igual: cuando la felicidad nos toca es cuando menos nos damos cuenta de que somos felices.
Si lo piensas, la vida te golpea pero cuando menos te lo esperas llega tu recompensa, así que ten paciencia