Creo que uno nunca es totalmente feliz, nunca dura mucho, tampoco. Uno es feliz por ratitos como la canción que decía mi mamá de Cri-cri: ahí en la fuente había un churrito se hacía grandote se hacía chiquito. Así es la felicidad, a veces grande, a veces no existe.
Le diré a Mamá que has bebido una pinta en el ataud de Eugene.