En todas las cosas humanas, cuando se examinan de cerca, se demuestra que no pueden apartarse los obstáculos sin que de ellos surjan otros.
Todo debe tender al buen sentido, pero el camino que lleva a él es resbaladizo y difícil de seguir: apartarse un poco es hundirse. Muchas veces, la Razón tiene sólo un sendero por donde avanzar.
En aprieto y en lugar estrecho no es fácil retirarse en el momento de peligro ni revolver los barcos, que es toda la obra y arte de las naves ligeras y de buenos marineros; antes es forzoso combatir como si estuviesen en tierra firme entre gente de infantería, y en tal caso, los que poseen más naves tienen más ventaja.
Para que la puerta de la se abra hacia dentro, es necesario retirarse un poco para poder abrirla: si alguien la empuja, cada vez la cierra más.
El hombre sabio no debe abstenerse de participar en el gobierno del Estado, pues es un delito renunciar a ser útil a los necesitados y una cobardía ceder el paso a los indignos.
El alma humana puede desarrollar su vida ideal, dentro de lo posible, en una unión dinámica con el mundo; y puesto que esta unión implica diferencia, ningún alma necesita siquiera intentar imponer su lenguaje ni sus costumbres a las otras partes de la naturaleza, ni renunciar o negar la originalidad de sus propias ideas y placeres.
Hay muchas cosas amargas, muchas. En realidad, una persona que quiera independizarse tiene que cuidar de algo, ¿Sabes? De niños, o de plantas, algo. Así conoces tus propios límites. Este es el principio de todo.
La economía no puede independizarse de la sociedad pues la consecuencia será la destrucción de la idea misma de sociedad y de bien común. El ideal a ser buscado es una economía de lo suficiente para toda la comunidad de vida.
Entrar en el terreno de los hechos es entrar en el mundo de los límites. Las cosas pueden emanciparse de ciertas leyes accidentales o pegadizas, pero no pueden escapar a las leyes de su naturaleza. Se puede libertar a un tigre de su jaula, pero no de su piel manchada.
El acontecimiento fundamental del año 1933 vendría a probar, si es que esa prueba era necesaria, que el hombre no puede dejar de plantearse el tema de la sociedad buena, y que no puede tampoco liberarse de la responsabilidad de dar una respuesta, remitiéndose a la historia o a cualquier otro poder distinto de su propia razón.
En ciertos pueblos aplastados por colonizadores, que aspiran a liberarse del ocupante, el nacionalismo tiene un valor positivo. Pero lo peligroso es cuando se convierte en una ideología
Sucede que estamos en la cárcel sucede que nos acercamos a los cincuenta años, y que faltan dieciocho más para ver abrirse las puertas de hierro. Sin embargo, hemos de seguir viviendo con los de fuera con los hombres, los animales, los conflictos y los vientos, es decir, con todo el mundo exterior que se halla tras el muro de nuestros sufrimientos.
Cumple con la gratitud del peregrino, no olvidar nunca la fuente que apagó su sed, la palmera que le brindó frescor y sombra, y el dulce oasis donde vio abrirse un horizonte a su esperanza
Podéis hacerme abdicar de mis glorias y de mi estado, pero no de mis tristezas. ¡Todavía soy rey de mis amarguras...!
Creyendo que en las circunstancias actuales puede contribuir a que la patria adquiera su tranquilidad el que yo deje el mando supremo del Estado, y habiendo acordado sobre este punto lo conveniente con el pueblo de Santiago reunido, he venido en abdicar la dirección suprema de Chile
Desearía que se desarrollara en todos los pueblos un consciente sentido de paz y el sentimiento de solidaridad humana, que puedan abrir nuevas relaciones de respeto e igualdad para el próximo milenio, que deberá ser de fraternidad y no de conflictos cruentos
Tengo un gran complejo de culpabilidad a la hora de promover mi obra, tanto es así que cada vez que he estado a punto de abrir una muestra, me daba algún tipo de ataque. De modo que en un momento decidí no intentarlo más.
Me encantaría que nuestro país tuviera un arsenal inmenso de caricias bajo el mar; para que al caer la noche yo encienda dos velas para invadirte por sorpresa en la intimidad
Hay que realizar ensayos, hay que emprender esfuerzos; algunos cuerpos tienen que caer en la brecha para que otros pasen sobre ellos.
Incluso a los 55 años sigues creyendo que hay un cordón que te une para siempre con tu juventud. Pero un buen día descubres que es sólo un hilo y que puede romperse en cualquier momento.
Las verdades de los hombres tienen que ser como piedras y los cargos que ejercen, como cántaros: pase lo que pase debe romperse el cántaro.
Y la Humanidad no quiere pastores o guías, sino faros, antorchas o postes señaladores del camino; y esos postes, esas antorchas y esos faros deben salir de las multitudes mismas, rejuvenecidas y curadas de sus errores seculares.
Si uno dice todo el tiempo ¡maldición!, así es difícil animarse y salir de la crisis
La gente cree que los cincuentones hacemos cosas súbitas y sorpresivas para ahuyentar al fantasma de la vejez: comprar motocicletas para devorar carreteras, divorciarse inopinadamente y cortejar jovencitas de 18 años, iniciarse en el camino de los placeres homosexuales, consumir alcaloides como músico de heavy metal, tirarse al abismo del trago consuetudinario.
Es una tontería mirar debajo de la cama. Si tu mujer tiene una visita, lo más probable es que la esconda en el armario. Conozco a un hombre que se encontró con tanta gente en el armario que tuvo que divorciarse únicamente para conseguir donde colgar la ropa.
Trabajo diariamente como si me fuera a quedar toda la vida, y no ignoro que puedo dejar de pertenecer mañana. Tampoco quiero alardear de fortaleza, pero es muy difícil que deje de luchar. Es mucho más probable que decidan por mí, que yo decida. Frente a la adversidad, siempre sigo luchando. Y sé hacerlo del único modo que se lucha en la adversidad: en soledad. Porque como la derrota produce sensaciones desagradables, es natural que todo el mundo tienda a distanciarse del que protagoniza la derrota. En este caso, me toca liderar a mí un proyecto que está desilusionando, y es natural que eso se viva en soledad, sin compañía. Y lo digo exactamente así: me parece natural, me parece lo normal, me parece que es lo que sucede siempre.
Los columnistas se manejan de otra manera: no pueden distanciarse de los políticos. Así es, mas pueden regular su distancia. Hay quienes se ufanan de comer con los políticos, es cierto, y exhiben su cercanía con los funcionarios porque con eso quieren advertir que ellos, los periodistas, también son importantes. Es una tontería, por supuesto
desprenderse de una realidad no es nada; lo heroico es desprenderse de un sueño
La creatividad requiere tener el valor de desprenderse de las certezas.
Paré de beber en junio. Se ha dicho que lo dejé las navidades de antes, pero no fue así. No soy tan estúpido como para intentar dejar de beber en Navidad.
La política en una obra literaria es algo así como un tiro de pistola en medio de un concierto, algo grosero y a lo que no podemos, sin embargo, dejar de prestar atención.