Se amaban con ternura, pasión, fidelidad. Trataban de estar siempre juntos y cuando tenían que separarse por cualquier motivo, durante ese tiempo tanto pensaban el uno en el otro que la separación era otra suerte de convivencia, más sutil, más sagaz, más ávida.
Arte y naturaleza, como espíritu y cuerpo, marchan juntos: así, su separarse es la muerte.
Las estrellas brillaban débilmente sobre las farolas de la calle. ¿Grandes soles? ¿O débiles chispas en el cielo nocturno? Soles, se decía. Luces que servían para navegar, y que hacían señas a la mente invitándola a apartarse de las preocupaciones terrenales, pero que traspasaban el corazón con sus espadas frías.
La verdad no puede apartarse de la naturaleza humana. Si lo que consideramos verdad se aparta de la naturaleza humana, entonces no puede ser verdad.
El hombre, tanto físico como moral, ser viviente, sensible, pensante y actuante, no tiende en cada instante de su vida más que a procurarse lo que le gusta o lo que está conforme con su ser, y se esfuerza por apartar de sí todo lo que le puede dañar.
Pero los años me han enseñado que no se convence más que a los convencidos. Pretender apartar a las gentes de sus gustos, de sus inclinaciones naturales, para acercarlas a nosotros, es tan estéril como renegar de nosotros mismos para borrar la distancia que nos separa de tal o cual ser.
Enséñame a comer en otras manos, a no escribir poemas con tu huella, a apagar toda luz que tú encendiste, a separar el ruido de tu nombre de las cosas soñadas, de las cosas queridas.
En lo que acción se refiere, el hombre no puede hacer otra cosa que aproximar o separar los cuerpos naturales; lo demás lo realiaza la naturaleza.