Arte y naturaleza, como espíritu y cuerpo, marchan juntos: así, su separarse es la muerte.
Se amaban con ternura, pasión, fidelidad. Trataban de estar siempre juntos y cuando tenían que separarse por cualquier motivo, durante ese tiempo tanto pensaban el uno en el otro que la separación era otra suerte de convivencia, más sutil, más sagaz, más ávida.
Pero es precisamente el débil quien tiene que ser fuerte y saber marcharse cuando el fuerte es demasiado débil para ser capaz de hacer daño al débil.
Si no desarrollas una cultura democrática constante y viva, capaz de implicar a los candidatos, ellos no van a hacer las cosas por las que los votaste. Apretar un botón y luego marcharse a casita no va a cambiar las cosas.
No desearlo todo para sí; quitarse algo de sí para que toquen a igual parte todos, es valor que parece heroico, a juzgar por el escaso número de los que dan prueba de él.
Más tarde él le dijo que, de alguna manera indefinible, verla quitarse las botas esa tarde había sido uno de los momentos más sensuales que recordaba.
La idea detrás de las computadoras digitales puede explicarse diciendo que se trata de máquinas cuyo objetivo es ejecutar cualquier operación que pueda realizar una computadora humana. Esta computadora humana supuestamente sigue reglas fijas y carece de la autoridad para desviarse de ellas en el más mínimo detalle.
Sin desviarse de la norma, el progreso es imposible
Pero ¿cómo es posible alejarse de algo y regresar al mismo tiempo? Resulta fácil. Piensa en alguien que da la vuelta al mundo: parte alejándose de un lugar y al final regresa a él. Entonces, éste es un mundo pequeño apuntó Coraline. Para ella es suficiente afirmó el gato. Las telarañas simplemente deben tener el tamaño adecuado para atrapar moscas.
Pocos hombres tienen la fuerza de carácter suficiente para alejarse del éxito de un amigo sin sentir cierta envidia.
El Arte es el medio más seguro de aislarse del mundo así como de penetrar en él.
Es una tontería mirar debajo de la cama. Si tu mujer tiene una visita, lo más probable es que la esconda en el armario. Conozco a un hombre que se encontró con tanta gente en el armario que tuvo que divorciarse únicamente para conseguir donde colgar la ropa.
La gente cree que los cincuentones hacemos cosas súbitas y sorpresivas para ahuyentar al fantasma de la vejez: comprar motocicletas para devorar carreteras, divorciarse inopinadamente y cortejar jovencitas de 18 años, iniciarse en el camino de los placeres homosexuales, consumir alcaloides como músico de heavy metal, tirarse al abismo del trago consuetudinario.
La alimentación es vida, y la vida no debe separarse de la naturaleza.
Qué difícil, qué extremadamente difícil para el alma separarse de su cuerpo el mundo: de montañas, mares, ciudades, gente. El alma es un pulpo y ésos son sus tentáculos... Ninguna fuerza sobre la tierra es tan imperialista como el alma humana. Ocupa y a su vez es ocupada, pero siempre considera demasiado estrecho su imperio. Sofocándose, desea conquistar el mundo para respirar libremente.
Justo al abrirse la puerta Billy tosió. Y lo hizo con tanto ímpetu que, al mismo tiempo, evacuó acuosos excrementos. Esto estaba de acuerdo con la Tercera Ley del Movimiento según sir Isaac Newton, que dice: toda acción engendra una reacción igual y en dirección opuesta. Esto, en balística, es interesante saberlo.
Se abren campañas por la libertad política; debieran abrirse con mayor vigor por la libertad espiritual; por la acomodación del hombre a la tierra en que ha de vivir.
No hay cosa más mediocre en el mundo que la posesión de una mujer, amigo mío; quien ha tenido una, ha tenido ciento: la única forma de alejar la monotonía de esos triunfos insípidos, es deberlos sólo a la astucia y únicamente sobre los restos de un tropel de prejuicios vencidos pueden encontrarse algunos encantos.
Me propuse alejar de mí toda sospecha relativa a sentimientos de ambición que nunca tuve.
Ganan más vendiendo un kilo de discos que uno de hachís. El disco no tiene riesgo, si viene la policía, como mucho hay que recoger y esperar 10 minutos. Los inmigrantes ya saben que España es un chollo. Pueden vender en la calle y no les pasará nada. Cada vez vienen más.
Si se siembra la semilla con fe y se cuida con perseverancia, sólo será cuestión de tiempo recoger sus frutos.
El hacer bien a villanos es echar agua en la mar. La ingratitud es hija de la soberbia.
Es bueno que los cabestros estén bien acotados. A los animales mansos se les puede dejar pastar con libertad, pero los cabestros, o están bien acotados y cerrados en su redil o pueden hacer mucho daño, sobre todo a su dueño
Quiero insistir con que mucho mejor es ser prestigioso que popular, que mucho más importante es el recorrido con el que uno llega a un lugar que el éxito o no que se obtenga en la búsqueda, que los hechos son mucho más significativos que las palabras, que demostrar es mucho más importante que hablar, que hay que permitir que ingrese la información que riega nuestra parte noble y evitar que ingrese la información que estimula nuestros bajos instintos.
Es aconsejable un cierto escepticismo en un científico para evitar mucha pérdida de tiempo, pero me he encontrado con no pocas personas a las que estoy seguro que este escepticismo ha impedido llevar a cabo experimentos u observaciones que hubieran resultado directa o indirectamente útiles.
Del hecho parten el sabio, el esteta y el moralista que desprecian la prensa, y con el hecho se contenta la enorme mayoría cuya sola cultura es la prensa, y que no va más allá de la sensación y de la imagen corriente. Un gran diario no ha de encerrar sino hechos, o que parezcan tales.
La fortaleza de los hombres juiciosos no es más que el arte de encerrar el propio desasosiego dentro del corazón.
Cuando la política tiene por objeto, bajo nombres de libertad, el reemplazo en el poder de los autoritarios arrellanados por los autoritarios hambrientos, el deber del hombre honrado no será nunca, ni aun con esa excusa, el de echarse a un lado de la política, para dejar que sus parásitos la gangrenen.
No me lo creo. Que al despegar tu puño de sus caras no sientas tú el dolor. Que al quitarte el casco no te ciegue la luz del Sol. Que al volver a tu casa te quede corazón suficiente, como para besar a tu mujer, como hacen las personas. Como si fueras de los nuestros.
Hay momentos en la vida de todo político en que lo mejor que puede hacerse es no despegar los labios
Hacer una tesis significa divertirse y la tesis es como el cerdo, en ella todo tiene provecho.
Confundir esto, que era una experiencia religiosa para ampliar los estados de percepción, con una cosa para divertirse y pasar el rato es la triste degradación propia de nuestra decadente civilización occidental.
Los columnistas se manejan de otra manera: no pueden distanciarse de los políticos. Así es, mas pueden regular su distancia. Hay quienes se ufanan de comer con los políticos, es cierto, y exhiben su cercanía con los funcionarios porque con eso quieren advertir que ellos, los periodistas, también son importantes. Es una tontería, por supuesto
Trabajo diariamente como si me fuera a quedar toda la vida, y no ignoro que puedo dejar de pertenecer mañana. Tampoco quiero alardear de fortaleza, pero es muy difícil que deje de luchar. Es mucho más probable que decidan por mí, que yo decida. Frente a la adversidad, siempre sigo luchando. Y sé hacerlo del único modo que se lucha en la adversidad: en soledad. Porque como la derrota produce sensaciones desagradables, es natural que todo el mundo tienda a distanciarse del que protagoniza la derrota. En este caso, me toca liderar a mí un proyecto que está desilusionando, y es natural que eso se viva en soledad, sin compañía. Y lo digo exactamente así: me parece natural, me parece lo normal, me parece que es lo que sucede siempre.
Reyes y emperadores sólo son obedecidos en sus diversas provincias, mas no pueden levantar el viento ni desgarrar las nubes, mientras el dominio del mago de eso excede y llega tan lejos cual llegue la mente del hombre. Un buen mago es un dios poderoso.
¡Placeres crueles! ¡Cuántas lágrimas me habéis costado y cuántos remordimientos han de desgarrar todavía mi alma hasta el postrer instante de mi vida!
Dormir es distraerse del mundo.
Culpar a los demás es no aceptar la responsabilidad de nuestra vida, es distraerse de ella.
Recuerdo que el amor era una blanda furia no expresable en palabras. Y mismamente recuerdo que el amor era una fiera lentísima: mordía con sus colmillos de azúcar y endulzaba el muñón al desprender el brazo. Eso sí lo recuerdo.
Un hombre no es un hacha. No es una condenada herramienta que corta, tala y destroza todo el día. Las cosas le llegan. Hay cosas que no puede desprender porque las lleva dentro.
Todo el pensamiento humano actúa sobre estándares, busca situarse en relación con temas esenciales, escogidos, ultimados y afinados cada vez más, en lugar de divagar en la cacofonía. El estándar lleva a la perfección, lleva a reconocer elementos permanentes en las cosas. Esa búsqueda nos lleva hacia el hombre, hacia la presencia humana.
Jesús va al desierto y allí experimenta la tentación de dejar el camino indicado por el Padre para seguir otros caminos más fáciles y mundanos. Así Él se carga de nuestras tentaciones, porta consigo nuestra miseria para vencer al maligno y abrirnos al camino hacia Dios, el camino de la conversión.
El castillo de sus ilusiones se ha venido sin estrépito, sin dejar rastro, se ha esfumado como un sueño; y él ni siquiera se percata de que ha estado soñando.
Cuando la política tiene por objeto, bajo nombres de libertad, el reemplazo en el poder de los autoritarios arrellanados por los autoritarios hambrientos, el deber del hombre honrado no será nunca, ni aun con esa excusa, el de echarse a un lado de la política, para dejar que sus parásitos la gangrenen.
Fue muy, muy difícil dejar la universidad por la música, porque mis padres obviamente no querían que la dejara. Mi padre se puso furioso conmigo, totalmente furioso. Estoy seguro de que no se habría vuelto tan loco si me hubiera enrolado como voluntario en el ejército. Cualquier cosa menos esto.
Los diálogos son admirables, tanto como los personajes que acompañan al protagonista, y las situaciones y sensaciones que se suceden son tan francas y espontáneas que cuesta abandonarlas y dejar de vivir en el genuino mundo de Fernández. Revista Ñ.