La fama verdadera y permanente no se puede encontrar sino en lo que promueve la felicidad de la humanidad.
La esperanza está en la raíz de la inconclusión de los hombres, a partir de la cual se mueven éstos en permanente búsqueda.
Tú, ave peregrina, arrogante esplendor -ya que no bello- del último occidente: penda el rugoso nácar de tu frente sobre el crespo zafiro de tu cuello, que himeneo a sus mesas te destina.