Llegó a las redacciones la noticia de mi muerte. Y los buenos compañeros intentaran redactar la noticia. Si es verdad lo que de mí dijeron las necrológicas, con la generosa abundancia de todas las necrológicas, soy de hecho un buen individuo.
Sigo creyendo que la paz, abundancia y felicidad se pueden lograr de algún modo. Soy un tonto.
Hay un montón de información, que en dos minutos recorre todo el planeta pero, si se fijan, son tonterías absolutas, informaciones que no tienen ninguna importancia.
Ah! Cuando la calidad de la sociedad pueda sustituir a la cantidad, entonces merecerá la pena vivir aunque sea en el gran mundo, pero cien necios puestos en montón no hacen un hombre de talento.
La cultura sucumbe bajo el volumen de la producción, la avalancha de letras, la locura de la cantidad. Por ese motivo te digo que un libro prohibido en tu país significa infinitamente más que los millones de palabras que vomitan nuestras universidades
Esta avalancha humana: libra una batalla, librará una batalla; vencerá a la oligarquía liberal y aplastará a la oligarquía conservadora.
No deseo ser una copia de Kalkbrenner. Nada podría quitarme la idea ni el deseo, acaso audaz, pero noble, de crearme un mundo nuevo
Lo extraño en este mundo es que un tipo aplicado, sin la menor idea original, que copia a los que tienen autoridad sobre él hasta el nudo de la corbata o arruga de la barbilla, siempre logra llamar la atención. Es elegido. Asciende
Estas palabras son mías, de la afluencia de mi corazón: Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero.
No nos dejemos inducir a error: los grandes espíritus son escépticos. Zaratustra es un escéptico. La fortaleza, la libertad nacida de la fuerza y del exceso de fuerza del espíritu se prueba mediante el escepticismo.
Un exceso de inmigración provoca marginación y delincuencia... no puede ser infinita y porque, a veces, un exceso de inmigración puede llevar a la marginalidad y en ocasiones esa marginalidad lleva a la delincuencia
Siendo su verdadero interés la negación de la cosificación, el espíritu se desvanece cuando se consolida como un bien cultural y es distribuido con fines de consumo. El alud de informaciones minuciosas y de diversiones domesticadas corrompe y entontece al mismo tiempo.