Todo lo que sea combustible se convierte en llamas al ser tocado por el rayo: el plomo corre como agua, el hierro se ablanda, el vidrio se rompe y se funde, y cuando toca el agua, ésta estalla en una nube de vapor.
Una nube pende sobre mí, marca cada movimiento profundamente en el recuerdo de lo que en otro tiempo fue amor.
Pero cuando estaba a punto de gritar, el temor desapareció. Lo reemplazó una oleada de ternura, pena y un inesperado deseo.