La libertad de toda clase de convicciones forma parte de la fuerza, la facultad de mirar libremente, la gran pasión, la potencia del propio ser, toma todo su intelecto a su servicio.
Nuestras convicciones más arriesgadas, más indubitables, son las más sospechosas. Ellas constituyen nuestro límite, nuestros confines, nuestra prisión.
...sólo hemos completado el principio, a Uds. les dejamos mucho que no se ha hecho. Hay grandes ideales sin descubrir, adelantos disponibles que pueden remover una de las capas protectoras de la verdad...
Los ideales se parecen a las estrellas en el sentido de que nunca los alcanzamos, pero como los navegantes, con ellos dirigimos el rumbo de nuestras vidas.
Aunque pensamos que la guía fundamental deben ser los principios del socialismo científico, estamos dispuestos a marchar juntos con personas de las más diversas creencias interesadas en el derrocamiento de la tiranía y en la liberación de nuestro país
Ciertas creencias que no percibimos no por ello son asimilables a un puro vacío, como no lo es el aire que nos envuelve; componen a nuestro alrededor una atmósfera variable, a veces excelente, a menudo irrespirable, y merecerían ser anotadas con tanto cuidado como la temperatura, la presión barométrica o la estación, pues nuestros días tienen su originalidad física y moral.
El librepensador puede ser definido como el rechazo de la autoridad en materia de opinión. Se establece la persuasión de la práctica, contra la coerción de la fuerza. Un librepensador es una persona que forma sus propias opiniones sobre los hechos como él los ve. Bien o mal, sus opiniones son suyas. Es una voz, no un eco.
No nos perturban las cosas sino las opiniones que de ellas tenemos.
Odia a los que son viles y calumnian a quienes son superiores a ellos; odia a los valientes que no saben de normas de convivencia; odia a los fanáticos atrevidos que son gente estrecha de miras.
Loco: Dícese de quien está afectado de un alto nivel de independencia intelectual; del que no se conforma a las normas del pensamiento, lenguaje y acción que los conformantes han establecido observándose a sí mismos; del que no está de acuerdo con la mayoría: en suma, de todo lo que es inusitado.
Y este es el camaleón del desierto, cuya habilidad para confundirse con lo que lo rodea te dice todo lo que necesitas sabes acerca de las raíces de la ecología y los fundamentos de la identidad personal.
Ningún crimen tiene fundamentos razonables.
El erotismo es una de las bases del conocimiento de uno mismo, tan indispensable como la poesía.
Lo terrible de la situación –señaló- es que las empresas disponen de los datos, pero los tienen almacenados en múltiples bases de datos, lo que les impide disponer de la información y responder a preguntas tan sencillas como el número de clientes que tienen, o si están o no satisfechos, o quiénes son sus proveedores y la inversión que realizan con cada unos de ellos.
Pero vanas y llenas de errores me parecen aquellas ciencias que no nacen de la experiencia, madre de toda certidumbre, ni terminan en una noción experimental; es decir, tales que, ni su origen ni su medio, ni su fin pasan por ninguno de los cinco sentidos.
Pues todos los filósofos dicen al unísono que el todo es una noción segunda y que no es una cosa en la naturaleza, fuera del entendimiento.
Una política independiente y socialista no es posible cuando se debe a la banca, en un sistema de bancocracia en que todo lo absorbe, todo lo domina, todo lo impone. No hay independencia política cuando se depende respecto al que tiene el dogal al cuello: como se te ocurra llevar tu ideario con un mínimo de rigor, acaban contigo en una mañana
Nuestro ideario no ha sufrido claudicaciones ni enmiendas, pues no somos de aquellos que por conseguir las veleidades del éxito momentáneo, reniegan de sus principios y mudan de piel con cada cambio de estación.
El ideal es la anticipación del orden por el espíritu
Confieso que no me entusiasma el ideal de vida que nos presentan aquellos que creen que el estado normal del hombre es luchar sin fin para salir de apuros, que esa refriega en la que todos pisan, se dan codazos y se aplastan, típica de la sociedad actual, sea el destino más deseable de la humanidad
No hay que juzgar siempre de la generalidad de la opinión por el ruido de la aclamación.
Todo lo que es difícil de alcanzar es atacado fácilmente por la generalidad de los hombres.
Echábamos hasta cien y más partidas en una tarde, y ello me ayudó a aprender al dedillo los rudimentos de la técnica del juego. La estrategia que empleábamos era aún muy primitiva: ambos contendientes nos arrojábamos inmediatamente con los peones adelante, al asalto de las posiciones enemigas, previo enroque de los reyes en diferentes lados.
El fenómeno, admitido por todos, es éste: Que gran parte de lo que generalmente se recibe como verdad cristiana se halla, en sus rudimentos o en sus partes separadas, en filosofías y religiones paganas.
El cuerpo interrogado en el suplicio es a la vez el punto de aplicación del castigo y el lugar de obtención de la verdad. Y de la misma manera que la presunción es solidariamente un elemento de investigación y un fragmento de culpabilidad, por su parte el sufrimiento reglamentado del tormento es a la vez una medida para castigar y un acto de información.
Todo cruzamiento de razas provoca tarde o temprano la decadencia del producto híbrido, mientras el elemento superior del cruzamiento sobreviva en puridad racial. Cuando se ha bastardeado hasta el último vestigio de la unidad racial superior, es cuando desaparece para el producto híbrido el peligro de extinción
La multitud te da certidumbre, seguridad, a costa de tu espíritu. Te esclaviza. Te da unas directrices de cómo vivir: qué hacer, qué no hacer.
La fe firme. (Por ejemplo, es una predicción). ¿Es menos cierta que la convicción de una verdad matemática? Pero ¿se hacen por ello más semejantes los juegos lingüísticos?.
Vamos a beber en las fuentes vivas de los hechos diarios la convicción que sirva de motor impetuoso a nuestra obra, conscientes de que fue la convicción cristiana (un ejemplo solo) el dínamo que hizo brotar el inmenso arte popular de las primeras y más ejemplares épocas del renacimiento italiano.