Para ser arquitecto hace falta tener un sueño, ideales y la energía física para mantenerlo, y espero que los jóvenes tengan esos sueños y esa energía que los ayude a mantenerlos.
Las metas e ideales que nos mueven se generan a partir de la imaginación. Pero no están hechos de sustancias imaginarias. Se forman con la dura sustancia del mundo de la experiencia física y social.
Los principios de la Física, tal y como yo los entiendo, no niegan la posibilidad de manipular las cosas átomo por átomo.
Nada tan agradable como los principios del amor, cuando a ella le gusta aprender y a él le gusta enseñar.
Nuestro ideario no ha sufrido claudicaciones ni enmiendas, pues no somos de aquellos que por conseguir las veleidades del éxito momentáneo, reniegan de sus principios y mudan de piel con cada cambio de estación.
Mire, joven, no se preocupe nunca por la nacionalidad, ni por la religión, ni por el ideario político de ningún hombre. Preocúpese únicamente de que sea un hombre de verdad. Es lo único importante.
La convicción profunda de un hombre le substrae a los ataques del ridículo.
La fe firme. (Por ejemplo, es una predicción). ¿Es menos cierta que la convicción de una verdad matemática? Pero ¿se hacen por ello más semejantes los juegos lingüísticos?.
Hacia donde miremos, encontraremos que los verdaderos obstáculos para la paz son la voluntad y los sentimientos de los hombres, las convicciones humanas, los prejuicios y las opiniones. Si queremos librarnos de las guerras, tendremos antes que librarnos de todas sus causas psicológicas.
No soy una política de consenso. Soy una política de convicciones