Sin perjuicio de las prácticas de los grandes Imprecadores, compadres míos, brindo esta obra a mis Iguales. Por ello y por la precedencia de los ejemplos, no quiero ninguna exaltación... ¡Que la justa inflamación de Dios aplaste a los Soberbios y a los Indecentes!
No hagas estima de ti por tu apersonamiento físico o los bienes que la fortuna te deparó, sino por tu prestancia moral o los bienes del alma.